Bulgaria, el país más pobre de la Unión Europea (UE), se encuentra hundido desde hace años en una profunda crisis política. El resultado de las elecciones legislativas del pasado 27 de octubre, las séptimas en el plazo de tan solo tres años, no parece que faciliten un gobierno estable dada la fragmentación del parlamento resultante. Las denuncias de compras masivas de votos y el buen resultado de la ultraderecha y del nuevo partido del oligarca Delyan Peevski (sancionado por Estados Unidos por corrupción) ensombrecen aún más las perspectivas. El descredito de los políticos, las instituciones y los partidos es tan alto que el 61% de los ciudadanos ni se molestó en ir a votar.
La coalición conservadora GERB-SDS, liderada por el exprimer ministro Boiko Borisov del Partido Popular Europeo (PPE), volvió a ganar los comicios con el 26,39% de los votos, pero solo cuenta con 69 escaños de los 240 que componen el Parlamento. Borisov, exmiembro de la Oficina de Seguridad Nacional del antiguo régimen comunista con el grado de comandante, dirigió el Gobierno búlgaro la mayor parte del tiempo desde el ingreso de Bulgaria en la UE (2007) hasta abril de 2021, cuando perdió su mayoría parlamentaria a causa de la insostenible acumulación de escándalos de corrupción.
La segunda fuerza más votada fue la coalición reformista Continuamos el Cambio-Bulgaria Democrática (PP-DB), creada en 2023 para acabar con la corrupción de Borisov, que obtuvo el 14,2% de los votos y 37 escaños. El ultraderechista Renacimiento fue la tercera fuerza con el 13,5% de los votos y 35 escaños y el partido del oligarca Peevski (DPS-NN) fue la cuarta con el 11,5% de los votos y 30 escaños. Peevski ha sido acusado de la compra masiva de votos en zonas pobres. Otros partidos ultras, Existe tal Pueblo (ITN) y Moral, Unidad, Honor (MECh), lograron 18 y 12 escaños respectivamente, mientras que la coalición de izquierdas (BSP-OL) obtuvo 20 escaños y el partido de la minoría turca (APS) quedó reducido a 19 escaños tras la escisión de Peevski.
Borisov, a pesar de los incontables escándalos que han acompañado sus sucesivos gobiernos, ha disfrutado siempre de la protección de los populares europeos, gracias a sus promesas de garantizar la estabilidad del país, a sus declaraciones proeuropeistas y a su fiel alineamiento con las consignas del PPE en el Consejo de la UE y en el Parlamento Europeo. Desde su época con secretario general del Ministerio del Interior con el rango de general (2001-2005), creó estrechos lazos en el aparato policial y judicial, las aduanas, la seguridad nacional y los servicios de inteligencia
Borisov ha sido acusado de amparar la corrupción, de relaciones con el crimen organizado, de enriquecimiento ilícito, de convertir a Bulgaria en un estado mafioso y de intimidar a la prensa crítica. El primero de sus detractores destacados fue el exembajador norteamericano John Beyrle. En un informe interno filtrado posteriormente por WikiLeaks, Beyrle indicó la implicación de Borisov en actividades criminales, sus vínculos con los dirigentes del crimen organizado y sus propias operaciones de blanqueo de dinero. También han denunciado la gestión y las actividades de Borisov, entre otros, Transparency International, Reporteros sin Fronteras, Freedom House y Organized Crimen and Corruption Reporting Project (OCCRP). Borisov llegó a ser detenido en marzo de 2022 por corrupción y extorsión, a raíz de una investigación de la Fiscalía de la UE por la expoliación de ayudas europeos. El líder del PPE, Manfred Weber, salió en su defensa y el aparato judicial búlgaro se movilizó para protegerlo, concluyendo que la detención había sido ilegal y aparcando la investigación.
La imposibilidad de formar un gobierno tras las elecciones de abril de 2021, llevó a la convocatoria de nuevos comicios en julio de 2021 y el nombramiento de un gobierno interino por parte del presidente Rumen Radev. En noviembre de 2021 volvieron a celebrarse otras elecciones de las que surgió un precario gobierno reformista liderado por Kiril Petkov, que fue derribado en junio de 2022 por estrecho margen con una moción de censura promovida por el partido de Borisov. Las elecciones de octubre de 2022 no posibilitaron la formación de un gobierno y se celebraron nuevos comicios en abril de 2023, del que surgió un gobierno rotatorio entre los reformistas y el partido de Borisov, encabezado por el reformista Nikolai Denkov, que colapsó y condujo a nuevas elecciones en junio de 2024 y en octubre de 2024.
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