Cocina solidaria en una gasolinera abandonada de Beirut para alimentar a desplazados por la guerra: «Sabemos qué hacer en caso de emergencia»


La primera vez que Samir Ballouz fue a Nation Station fue para aprender a cocinar comida esrilanquesa. De padre libanés y madre filipina, su familia siempre ha estado muy involucrada en la solidaridad con la enorme comunidad de trabajadoras domésticas migrantes que hay en el Líbano, encargadas de dar la clase. Entonces, ya le fascinó cómo un grupo de seis amigos había reconvertido una gasolinera abandonada en una cocina comunitaria. Pero, ahora, está verdaderamente impresionado. «Es como una orquesta», reconoce a EL PERIÓDICO. Frente a sus ojos, una quincena de voluntarios preparan y empaquetan comida como una máquina perfectamente engrasada. Al final de la cadena de montaje, hay grandes cajas de cartón que viajarán por todo Beirut para alimentar a las centenares de familias desplazadas de todo el territorio libanés por la ofensiva militar israelí.

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