Tras arrasar en las elecciones del martes, Donald Trump estudia quién le acompañará a la Casa Blanca. En las últimas horas, el equipo del presidente electo de Estados Unidos ha empezado a trabajar en la composición del nuevo gobierno trumpista, que formará en los «próximos días y semanas». Conscientes de ello, los aliados más leales al líder conservador se han lanzado a una feroz competición interna para intentar hacerse un hueco en la administración, según ha adelantado la CNN. ¿Quiénes serán los elegidos?
Durante la campaña electoral, Trump propuso algunos nombres como posibles candidatos, pero su superstición le hizo oponerse a profundizar en el asunto hasta que se conociesen los resultados de los comicios presidenciales. Mientras tanto, el equipo de transición republicano, encabezado por Howard Lutnick y Linda McMahon, se reunió silenciosamente con aspirantes a altos cargos. Muchos de ellos asistieron a la fiesta de la victoria en la mansión trumpista de Mar-a-Lago, participando en una danza de cortejo con la que intentan capitalizar su apoyo al que será el primer presidente condenado de la historia de EEUU.
Trump se encamina a un poder político absoluto. Además de la presidencia, los republicanos también han conquistado el Senado y están a punto de revalidar su mayoría en la Cámara de Representantes. Ese control es crucial porque le permitiría aprobar sin obstáculo a sus elegidos para el nuevo gobierno y acelerar una agenda política de cambio radical.
Fieles en el Gabinete
En conversaciones privadas, Trump ha dejado claro que no quiere cometer el mismo error que en 2016, cuando se rodeó de asesores y funcionarios que no siempre acataron sus deseos, y que quiere recompensar a sus aliados más cercanos. Así, es de esperar que en el próximo Gabinete trumpista figuren personajes como Susie Wiles, directora de la campaña presidencial trumpista que se postula como favorita para ser la Jefa de Gabinete, el consejero antiinmigración Stephen Miller, el empresario y precandidato presidencial Vivek Ramaswamy o el gobernador de Dakota del Norte Doug Burgum, que también sonó como compañero para el tique presidencial.
También suenan, como no podía ser de otra manera, los nombres de Elon Musk y Robert F. Kennedy Jr.. Aunque Trump le propuso ser el nuevo «secretario de reducción de costes», el magnate tecnológico podría optar por no incorporarse al gobierno a tiempo completo y ejercer su influencia como miembro de un nuevo comité de expertos, según apuntan fuentes internas. El equipo trumpista negocia con el de Kennedy, exdemócrata y activista antivacunas, que podría ocupar cargos en el Departamento de Salud y Servicios Humanos, la Agencia de Protección del Medio Ambiente o el Departamento de Agricultura. Aun así, hay dudas de que un personaje tan excéntrico pueda ser confirmado u obtener la autorización de seguridad necesaria para un alto cargo gubernamental.
Estos son los candidatos que aspiran a hacerse con algunos de los principales puestos de la próxima administración Trump:
El fiscal general de EEUU está llamado a ser un cargo estratégico para el segundo mandato trumpista, pues será el encargado de aplicar las nuevas restricciones a la inmigración y de sepultar las investigaciones penales que pesan sobre el presidente electo. Trump ha prometido purgar el Departamento de Justicia para expulsar a todos los funcionarios que hayan participado en las pesquisas, entre ellos a Christopher Wray, actual director del FBI nombrado en 2017 por el propio Trump.
Los candidatos a encabezar la fiscalía general son aliados trumpistas como Ken Paxton, fiscal general de Texas; Matt Whitaker, que fue fiscal general interino entre noviembre de 2018 y febrero de 2019; el senador mormón y negacionista del cambio climático Mike Lee; el excongresista y exdirector de la Inteligencia Nacional John Ratcliffe; el senador y ex fiscal general de Misuri Eric Schmitt; y el abogado conservador Mark Paoletta.
El Departamento de Defensa de EEUU es el encargado de la gestión de las fuerzas armadas del país, si bien el comandante en jefe es el presidente.
Uno de los nombres que suenan con más fuerza para dirigir el Pentágono es el de Michael Waltz, congresista republicano por Florida con pasado como teniente coronel del ejército estadounidense. Waltz tiene una dilatada experiencia en política de defensa, trabajando para la administración de George W. Bush al lado de Donald Rumsfeld o como asesor antiterrorista del entonces vicepresidente Dick Cheney.
El equipo de Trump también baraja para el puesto a Mike Pompeo, que ya ha servido junto al ahora presidente elector como su secretario de Estado entre 2018 y 2021. Antes fue director de la CIA entre 2017 y 2018.
El Departamento de Seguridad Nacional, equiparable a un ministerio del Interior, es el responsable de la seguridad de EEUU, de la gestión de las fronteras, de la inmigración, de la ciberseguridad y de la lucha contra el terrorismo.
Para ese cargo, el equipo de transición de Trump baraja candidatos como Michael Waltz o el exmilitar Tom Cotton, halcón republicano y el congresista más jóven de la cámara. En 2020, propuso usar el Ejército para reprimir las protestas por el asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd a manos de la policía. Cotton también suena como posible secretario de Defensa.
La secretaria de Estado es la encargada de la política exterior estadounidense. Bajo Trump, según ha sugerido el presidente electo, deberá reevaluar la posición de Washington hacia China, Rusia, Ucrania, Irán o el conflicto en Oriente Próximo. Los analistas esperan que en este departamento, uno de los más disputados, se de un choque entre las dos caras del Partido Republicano: la tradicionalista, formada por halcones que apuestan por una política intervencionista en el plano global, y la aupada por Trump, más aislacionista.
Entre los candidatos a la secretaria de Estado suena el senador Marco Rubio. Católico, conservador, de raíces cubanas y financiado por la Asociación Nacional del Rifle, Rubio fue precandidato republicano a las elecciones presidenciales de 2016 y finalista para convertirse en vicepresidente de Trump, a quién describió como «la persona más vulgar que se ha presentado a la presidencia de EEUU».
Reuters destaca como aspirante a Robert C. O’Brien, que ya se desempeñó como el último asesor de seguridad nacional durante el primer mandato de Trump. Antes había trabajado para el presidente George W. Bush y para las campañas de Mitt Romney y Ted Cruz. En 2015 dijo que el presidente ruso Vladímir Putin «va a hacer lo que pueda para ayudar a Donald Trump».
También suena Richard Grenell, exdirector interino de la Inteligencia Nacional, antiguo portavoz de seguridad nacional de Mitt Romney y exembajador estadounidense ante la ONU y en Alemania, cargo desde el que prometió «empoderar» a la extrema derecha teutona.
Para el Departamento del Tesoro de EEUU, análogo al ministerio de Finanzas en España, Trump deberá elegir entre dos finalistas, según han explicado fuentes internas a The Washington Post.
Por un lado está el multimillonario inversor y gestor de fondos de cobertura John Paulson, de 68 años. Adquirió gran parte de su fortuna —que actualmente asciende a 3.800 millones de dólares— apostando contra los préstamos hipotecarios de alto riesgo o subprime durante la crisis financiera de 2007 y ha financiado a Trump en sus tres contiendas electorales. Paulson es favorable a la imposición de aranceles, la desregulación económica y la rebaja de impuestos.
Por otro lado está el inversor Scott Bessent, asesor y donante trumpista que durante años trabajó como mano derecha del empresario George Soros, convertido en punto focal de muchas conspiraciones ultraderechistas. Bessent ha defendido la falta de intervención estatal y ha elogiado la política arancelaria propuesta por Trump, un repliegue proteccionista criticado por muchos economistas.