Estados Unidos ha acusado a tres iranís en relación con un supuesto complot ordenado por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI) para asesinar al presidente electo Donald Trump, dijo el viernes el Departamento de Justicia.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha informado este viernes de que ha presentado cargos federales contra tres personas relacionadas con una supuesta trama orquestada por las autoridades iraníes para asesinar al virtual ganador de estas últimas elecciones. «Hay pocos actores en el mundo que representen una amenaza tan grave para la seguridad nacional de Estados Unidos como lo hace Irán», ha dicho el fiscal general estadounidense, Merrick Garland, quien ha detallado que entre los detenidos hay dos ciudadanos de Nueva York, que habrían sido contratados por un «agente iraní». Se trata de Farhad Shakeri, a quien Irán, según la acusación, habría dado orden de asesinar a un ciudadano estadounidense de origen iraní en Nueva York, así como al próximo presidente Donald Trump. Mientras éste sigue prófugo, sus dos compinche, Carlisle Rivera y Jonathon Loadholt, han sido detenidos.
«El régimen le encargó dirigir una red de asociados criminales para promover las tramas de asesinato de Irán contra sus objetivos, incluido el presidente electo Donald Trump», refiere de Shakeri el Departamento de Justicia en un comunicado. Shakeri, Rivera y Loadholt han sido acusados de intento de asesinato por encargo, conspiración para cometer asesinato y blanqueo de capitales. La suma de estos tres delitos pueden conllevar penas máximas de hasta 40 años de cárcel. Por su parte, Shakeri, quien se cree se encuentra en Irán, ha sido acusado de otros delitos de terrorismo y de violar las leyes de sanciones, que en suma podría suponerle otra pena de cárcel de hasta 60 años.
El departamento describió a Shakeri como un activo del CGRI que reside en Teherán. Dijo que emigró a Estados Unidos cuando era niño y fue deportado en o alrededor de 2008 tras una condena por robo.
Según la acusación, el plan de asesinato frustrado estaba supuestamente dirigido por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán para vengar la muerte del general iraní Qasem Suleimani, muerto en 2020 en un ataque estadounidense en Irak ordenado por el entonces presidente Trump.
Las señales de que Irán estaba tratando de asesinar a Donald Trump aumentaron en el período previo a las elecciones, según los servicios de seguridad, lo que llevó a los organizadores de su campaña a solicitar medidas de seguridad extraordinarias.
El equipo de Donald Trump pidió incluso protección militar a medida que finalizaba la campaña presidencial, incluidos los viajes en aviones y vehículos militares, según los informes.
La campaña de Trump también solicitó restricciones de vuelo intensificadas alrededor de sus residencias y mítines, y «cristales balísticos preposicionados en siete estados en disputa» para el uso de su equipo, informó el ‘Washington Post’, citando correos electrónicos internos y fuentes familiarizadas con las solicitudes. ‘The New York Times’ fue el primero en informar sobre estas solicitudes.
Las demandas eran «extraordinarias y sin precedentes», señaló el ‘Washington Post’, ya que ningún candidato presidencial reciente ha sido trasladado en avión militar antes de una elección. Una fuente le dijo al ‘Times’ que este tipo de recursos militares clasificados de alto nivel se utilizan únicamente para presidentes en ejercicio.
Las peticiones de Trump se produjeron después de que su equipo de campaña supiera que Irán pretendía asesinarlo y de que su equipo expresara su preocupación por los drones y misiles que lo pudieran atacar. Trump recibió un disparo durante un intento de asesinato fallido en Pensilvania el 13 de julio, y un hombre fue arrestado en un supuesto intento de asesinato el 15 de septiembre; no se cree que ninguno de los dos pistoleros tuviera vínculos con Irán.