Cualquiera que entre en el Club Soda de Londres, situado en el céntrico barrio de Covent Garden, apenas notará la diferencia respecto a una licorería normal. Botellas de vino y cervezas de todo tipo adornan las estanterías de este local con servicio de bar y degustación, pero cuando uno se fija detenidamente se da cuenta de una particularidad: aquí prácticamente ninguna bebida lleva alcohol. Este es uno de los primeros negocios especializados en este tipo de productos en Londres, una tendencia que se está haciendo un hueco cada vez mayor en el país debido a los cambios en los hábitos de consumo de la población, especialmente entre los más jóvenes.
Laura Willoughby y Jussi Tolvi abrieron este negocio hace dos años, pero explican que el Club Soda existe desde hace más de una década, cuando Willoughby decidió dejar de beber. Su objetivo era encontrar a gente que quisiera socializar sin la necesidad de consumir alcohol. “Empezamos con pequeñas reuniones en bares y luego pasamos a organizar festivales cada año, en los que enseñábamos a la gente los diferentes tipos de bebidas sin alcohol que hay en el mercado. Por ahora hemos hecho diez ediciones, la mayoría de ellas en Londres”, explica Tolvi. El éxito de los eventos les llevó a plantearse abrir una tienda física en la que no sólo se venden los productos, sino también se pueden degustar cócteles sin alcohol preparados al momento.
“Vender sólo bebidas no nos permitiría estar en esta zona, porque el mercado es pequeño y la mayoría de la gente compra los productos online”, asegura Willoughby. “Este espacio está dedicado sobre todo a educar al consumidor y también al sector de la hostelería. Damos a los clientes la oportunidad de probar las bebidas antes de comprarlas para que puedan ver qué es realmente lo que les gusta y lo que quieren servir en sus locales”, añade. Además de las degustaciones, el Club Soda organiza charlas con expertos, debates sobre el papel del alcohol en las relaciones sociales y cursos de coctelería destinados a profesionales que quieren dar respuesta a una demanda cada vez más alta de este tipo de bebidas.
Reducción del consumo
El porcentaje de adultos que reconocen haber consumido alcohol en la última semana en Inglaterra ha pasado del 68% en 1998 al 57% en 2022, según datos del Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés). En el caso de los jóvenes de entre 16 y 24 años, la diferencia es aún mayor, pasando del 64% en 1998 al 46% en 2022. La proliferación de tendencias en las redes sociales como el ‘Dry January’ o el ‘Sober October’, que incentivan la reducción del consumo de alcohol en determinados meses del año, han contribuido a cambiar los hábitos de la población, especialmente entre los más jóvenes.
“La gente está tratando de reducir el volumen de alcohol que consume. En muchos casos no se trata de dejarlo por completo, sino de tener un estilo de vida más saludable y limitar el consumo al lugar y al momento que consideran más oportuno”, explica Willoughby, quien remarca que, en el caso de los jóvenes, eso no significa que socialicen menos. “Los jóvenes son el grupo de personas que menos bebe pero siguen siendo el grupo que más acude a los ‘pubs’. No hemos dejado de salir, pero sí queremos consumir bebidas que nos hagan sentir mejor y realzar la ocasión”. Este cambio se está percibiendo cada vez más en los bares y coctelerías de la ciudad, donde es habitual tener un espacio reservado en la carta para las combinaciones sin alcohol.
Amplia oferta
La oferta de productos del Club Soda es inabarcable: vinos blancos y tintos, espumosos, cervezas de distintas variedades (lager, IPA, negra…), cócteles preparados como el mojito, el daiquirí o el ‘virgin mary’ y incluso ingeniosos sustitutos de bebidas destiladas. Michael Booker, un cliente de 37 años, muestra una bolsa con la compra de hoy: una botella de prosecco sin alcohol y un té de jazmín espumoso, además de algunas cervezas sin alcohol. “Siempre estoy buscando bebidas nuevas y diferentes, y cada vez es más fácil encontrarlas en ciudades como Londres”, asegura.
Otras ciudades europeas, incluida Barcelona, también están abriendo tiendas parecidas en los últimos años como muestra de una tendencia que parece imparable. “Definitivamente los hábitos están cambiando. Hay gente que acude a estos locales porque se ha excedido con el alcohol y quiere dejarlo, pero también hay gente que no tiene el hábito de beber y que quiere salir por la noche y tener alguna opción más allá de los refrescos azucarados de siempre”, asegura Booker. La proliferación de este tipo de bebidas –y de este tipo de locales– tanto dentro como fuera del Reino Unido ha abierto una ventana para muchas personas que quieren escapar de la presión social que, en muchos casos, sigue vinculada al consumo de alcohol.
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