El despliegue de tropas norcoreanas en la guerra de Ucrania hace temblar a Kiev y a Occidente


Fue un adiós que hizo correr ríos de tinta e ingeniosos memes. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, puso punto final el pasado junio a su visita a Corea del Norte en las pistas del aeropuerto de Pionyang con efusivos adioses, frenéticos agitares de manos y reverencias varias, dirigidas a través de la ventanilla del avión a su homólogo Kim Jong-un y a su hermana, Kim Yo-jong, esta última con reputación de despiadada. No fue la única ocasión en que ambos mandatarios exhibieron complicidad aprovechando la proximidad física que les brindaba el viaje: horas antes, habían departido amigablemente, con profusión de sonrisas y parabienes, mientras se hallaban ambos al volante de un Auxus, un coche de alta gama de fabricación rusa valorado en 380.000 euros regalado por el líder ruso al mandatario norcoreano. Atrás habían quedado definitivamente los hábitos de la Guerra Fría del pasado siglo, cuando la URSS era líder indiscutible en el campo de las denominadas «democracias populares» y miraba por encima del hombro a aliados menores como Corea del Norte.

ARTÍCULOS RELACIONADOS A ESTE NOTICIA

Deja tu comentario