Las revelaciones sobre el supuesto espionaje de un hombre de negocios chino relacionado con el príncipe Andrés han provocado un nuevo escándalo en el Reino Unido. La presión de la oposición para que el Gobierno laborista endurezca el tono con China ha ido en aumento en las últimas horas, tras conocerse que el presunto espía, identificado este lunes como Yang Tengbo, no sólo tuvo contacto con el hermano del rey sino también con exprimeros ministros como David Cameron y Theresa May. El primer ministro, Keir Starmer, ha mostrado su “preocupación” por las informaciones reveladas en los últimos días pero ha evitado por ahora tomar medidas duras contra Pekín como represalia.
El escándalo comenzó a finales de la semana pasada, cuando tres jueces de la Comisión de Apelaciones Especiales de Inmigración confirmaron la prohibición de entrada al Reino Unido para Tengbo, ordenada inicialmente en 2023 por la entonces ministra del Interior, Suella Braverman. En su escrito, publicado la semana pasada, los jueces consideraron que la relación entre Tengbo y el príncipe Andrés “podría aprovecharse con fines de interferencia política” y suponer una amenaza para la seguridad nacional, algo que justificó la decisión de negarle la entrada al país. El hombre de negocios chino se había ganado la confianza del hermano del rey e incluso llegó a tener autorización para negociar en su nombre con inversores chinos.
Supuesto espionaje
Los jueces también señalaron que Tengbo había ocultado sus vínculos con el Partido Comunista Chino (PCCh) y destacaron las investigaciones del MI5, el servicio de inteligencia británico, que apuntan a que el presunto espía trabajaba para el Departamento de Trabajo del Frente Unido, una oficina encargada de recopilar información sobre terceros países para las autoridades chinas. Unas acusaciones que el propio Tengbo ha negado este lunes. “Soy un empresario independiente hecho a sí mismo y siempre me he propuesto fomentar las asociaciones y tender puentes entre Oriente y Occidente”, ha asegurado a través de un comunicado.
“He construido mi vida privada en el Reino Unido a lo largo de dos décadas y amo el país como mi segundo hogar. Nunca haría nada que perjudicara los intereses del Reino Unido”, ha señalado el supuesto espía, quien ha añadido que incluso los tres jueces de este caso llegaron a la conclusión de que “no había abundancia de pruebas” contra él y que podía haber una “explicación inocente” sobre sus actividades.
Presión de la oposición
Las explicaciones de Tengbo no han logrado convencer a los diputados del Partido Conservador y del partido de derecha populista Reform UK, que han exigido al Gobierno que tome medidas para detener las presuntas injerencias de China en el país. Una de ellas es la aplicación del Sistema de Registro de Influencias Extranjeras, incluido en la ley de Seguridad Nacional aprobada el año pasado, que obliga a registrarse a todas las personas que desarrollen actividades en el Reino Unido en nombre de terceros países. Este sistema debía haber entrado en vigor este año, pero el Gobierno laborista decidió aplazar su aplicación como gesto de buena voluntad hacia China.
“La realidad es que hay muchos más implicados exactamente en este tipo de espionaje que se está llevando a cabo”, ha asegurado el exlíder del Partido Conservador y miembro de la Cámara de los Comunes Iain Duncan Smith. Los diputados ‘tories’ han señalado que este caso es sólo “la punta del iceberg” y han acusado al Ejecutivo de evitar un enfrentamiento con Pekín. “El tono más bien adulador que adoptó el primer ministro con el presidente Xi [Jinping] en el G20 hace unas semanas puede no ser muy prudente a la luz de lo que sabemos ahora”, ha asegurado el portavoz de Interior del Partido Conservador, Chris Philp.
Starmer ha expresado su “preocupación por el desafío que representa China”, pero ha insistido en la importancia de mantener una relación “pragmática” con el Gobierno chino, con quien ha tratado de acercar posturas desde que su llegada a Downing Street, consciente de la importancia del gigante asiático en la captación de inversiones y en el objetivo de acelerar el crecimiento económico lo antes posible. “Nuestro enfoque es el del compromiso y la cooperación en las cuestiones que sean necesarias, como el cambio climático, y el de desafiar en otros ámbitos, como el de los derechos humanos”, ha asegurado el primer ministro esta mañana.
Tensión en la familia real
Starmer ha evitado entrar a valorar la relación entre Tengbo y el príncipe Andrés y se ha limitado a recordar que existe una “vieja convención” que consiste en “no hablar” sobre las conversaciones entre Downing Street y la familia real. Todo apunta a que este episodio sí ha provocado un terremoto en el palacio de Buckingham, que ha apuntado este lunes a que el hermano del rey no pasará la Navidad con el resto de la familia, según la prensa británica, algo que sí hizo en los años anteriores.
La relación entre Andrés y Carlos III se ha enfriado en los últimos meses ante la negativa del hermano del rey de dejar su costosa residencia actual, el Royal Lodge, para mudarse a Frogmore Cottage, donde residieron el príncipe Enrique y Meghan Markle antes de instalarse en Estados Unidos. Andrés ha optado por seguir en su actual vivienda y pagar los gastos de su propio bolsillo, aunque no está claro de dónde ha sacado los fondos para hacer frente a la elevada factura asociada al mantenimiento y a la seguridad del edificio.