El fiscal especial Jack Smith, que investigó y acusó a Donald Trump por conspirar para revertir los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 y por almacenar de forma ilícita documentos confidenciales en su finca de Mar-a-Lago, ha anunciado este miércoles que dejará su puesto antes de que comience el mandato del presidente electo Donald Trump. El plan de Smith, sin embargo, pasa por terminar el trabajo de presentar una acusación sólida contra el expresidente antes de marcharse, junto con los otros miembros de su equipo legal.
El objetivo de Smith es no dejar ninguna parte significativa de su trabajo para que otros lo completen y adelantarse a la promesa del presidente electo de despedirlo en «dos segundos» después de ser juramentado, según filtraron fuentes familiares con la causa a NBC.
Smith, que ha insistido en que ni siquiera un expresidente está por encima de la ley desde que asumió el cargo hace dos años, se encuentra tras la victoria republicana en apuros y se apresura a cerrar dos investigaciones muy complejas ralentizadas por los tribunales controladas por jueces nominados por Trump, que serán probablemente desestimadas cuando este regrese al poder. En agosto, el Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, aceptó un recurso de Trump y dictaminó que los presidentes gozan de inmunidad penal. Ante esa decisión, la fiscalía modificó los cargos para sostener que Trump actuó como candidato político y no como mandatario del país y presentó la acusación a un nuevo gran jurado. Por ahora, no está claro si habrá juicio.
La inmunidad de la victoria
Estos son dos de los casos más graves de los que tiene abiertos Trump, el primer presidente convicto –es decir, condenado por la justicia– de la historia de EEUU. La acusación liderada por Smith alega que el entonces presidente presionó a funcionarios para que negasen los resultados que favorables a Joe Biden, difundió mentiras sobre un falso fraude electoral y trató de usar la insurrección violenta de sus seguidores contra el Capitolio para mantenerse en el poder. En total, los cuatro delitos acarrean penas que superan el máximo de 35 años de prisión.
Además, Trump ya fue declarado culpable de 34 cargos penales por haber comprado el silencio de la actriz porno Stormy Daniels, con quién habría mantenido relaciones sexuales, usando dinero de su campaña electoral de 2016, que Trump terminó ganando. Su sentencia se retrasó al próximo 26 de noviembre para evitar «cualquier apariencia, por inmerecida que sea, de que el procedimiento ha sido afectado o busca afectar a las elecciones presidenciales«, según dictaminó el juez. Eso hace que Trump pueda teóricamente ser sentenciado a una pena de prisión siendo ya presidente electo de EEUU, si bien es improbable.