El fortín israelí, por Rafael Vilasanjuan


Desgraciadamente un año no ha sido suficiente para silenciar las bombas. Todo esto empezó cuando cientos de jóvenes inocentes –incluidos niños y algunos no tan jóvenes– que bailaban en un festival fueron disparados y secuestrados en el sur de Israel. Los sorprendente es que la respuesta a aquel brutal acto terrorista lleva un año de revanchas sin que el Gobierno de Netanyahu, al que el ataque le salvó de una salida deshonrosa del poder, haya logrado acabar con Hamás, recuperar a los secuestrados y devolver la seguridad al país. Ninguno de estos objetivos se ha conseguido, pero en el camino han perdido la vida al menos 42.000 palestinos.

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