Los georgianos sabían que estas elecciones no eran una consulta electoral cualquiera. No solo eran los primeros comicios que se celebraban en el país después del inicio de la guerra rusoucraniana; también son en los que se juegan una eventual entrada en la UE. La adhesión al club comunitario es algo que anhelan cerca del 80% de los ciudadanos, según los institutos de opinión, pero muchos entienden que el actual Gobierno ha distanciado a Tiflis de Bruselas. Los primeros sondeos a pie de urna conceden algo de ventaja a Sueño Georgiano (SG), la formación política actualmente en el poder, que habría sido la más votada, pero estaría lejos de contar con la mayoría holgada de la que disfrutó durante varias legislaturas seguidas, algo que la podría acabar relegando a la oposición.
Las encuestas de la empresa Edison Research conceden a SG un 40,9% de los votos, mientras que otro estudio más favorable, el de la cadena estatal Imedi, le da un 56,1% de los votos. Las formaciones opositoras ya han confirmado que si SG no obtiene la mayoría parlamentaria, se pondrán de acuerdo para formar un Gobierno técnico, tal y como sucedió en 2012 para echar al entonces primer ministro Mijaíl Saakashvili, actualmente encarcelado. Pese a que se desconocen los resultados definitivos, el oligarca Bidzina Ivanishvili, el alma del partido del Gobierno y uno de los hombres más importantes de Georgia, ya celebraba este sábado la victoria de su partido. Otro apoyo de la formación, el presidente húngaro Viktor Orbán, aseguró en la red social X que SG obtuvo “una mayoría aplastante”.
La presidenta del país, Salomé Zourachvili, apuntó en redes sociales que la “Georgia europea” está ganando con un 52% de los votos a pesar de los intentos de «manipular los resultados”. Además, faltan todavía por escrutarse los votos de la diáspora georgiana. Durante la jornada electoral se han producido algunos incidentes, como en Tiflis, donde un vídeo en el que se ve a un observador azerí que asegura que no hay ninguna manipulación delata a una mujer que en segundo plano toma una foto de su voto, algo ilegal y que algunos apuntan que podría deberse a que es un voto por el que le han pagado. Otro vídeo que tuvo recorrido en las redes sociales se hizo en Marneuli, en el sur del país, donde se ve a algunos hombres introducir múltiples votos sin ningún control. La Comisión Electoral Central georgiana anuló los votos del distrito donde sucedió.
Estos comicios venían marcados por las polémicas leyes aprobadas en los últimos meses como la de transparencia, también conocida como la de “agentes extranjeros”, y la de la “propaganda LGBT”, ambas muy parecidas a sus equivalentes rusos. Tanto estas medidas como la relativa neutralidad que esgrime las autoridades georgianas ha tensado la relación entre la oposición y el Ejecutivo. Y también las calles, donde ha habido numerosas protestas en contra de las medidas del Gobierno. La política georgiana se tensó tanto que incluso ha habido golpes en el hemiciclo cuando se discutía la aprobación de la ley de transparencia en mayo. Hoy no ha sido una excepción, pues partidarios de SG atacaron la sede de Movimiento Nacional Unido en Tiflis. Este es el principal partido de la oposición y el de Saakashvili.