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Tan solo tres meses después de salir de un bloqueo político que duró casi todo el verano, el Gobierno de Michel Barnier parece que no va a superar el periodo de prueba. Los rumores sobre una posible moción de censura que, esta vez, podría tumbar al Ejecutivo cada vez son más fuertes.
Ya el pasado martes, el Palacio del Elíseo tuvo que desmentir una información de Emmanuel Macron, quien supuestamente en ‘petite comité’ había comentado que su Gobierno iba a caer: «El Elíseo niega que se hayan hecho tales comentarios aquí citados entre comillas. El presidente de la república no es un comentarista de actualidad. El Gobierno está trabajando y el país necesita estabilidad», afirmó el Elíseo a través de la red social X.
El comunicado no acalló los rumores, especialmente tras la intervención del primer ministro en una entrevista para TF1 en prime time esta misma semana: «Sabía que podría haber una moción desde el primer día. Pero irá acompañada de una tormenta y de graves turbulencias«, afirmó.
El actual Gobierno, que se estrenó en septiembre, no cuenta con una mayoría clara en la Asamblea Nacional, un Parlamento fragmentado en manos de la ultraderecha de Marine Le Pen. Agrupación Nacional tiene el poder de tumbar al Ejecutivo si apoya una moción de censura presentada por la izquierda, puesto que obtendrían los 289 votos suficientes.
«Las líneas rojas no han cambiado desde septiembre», advirtió esta semana el líder de Agrupación Nacional, Jordan Bardella. «Si el Gobierno persiste y no quiere discutir, caerá». Los nuevos presupuestos 2025 levantan ampollas entre la izquierda, y la idea de Barnier de aprobarlos a golpe de decretazo tampoco convence a la extrema derecha.
El Ejecutivo se esfuerza en calmar las aguas, aunque parece casi inevitable que recurra al artículo 49.3 para aprobar su proyecto de finanzas. Este miércoles, los diputados y senadores acordaron en una comisión paritaria mixta, la última versión del proyecto de ley de financiación de la Seguridad Social. Este texto decisivo que ha eliminado aspectos polémicos del texto inicial presentado por Barnier, se debatirá este lunes en la Asamblea Nacional. Pero no está claro que este nuevo texto pueda frenar la moción.
A la fragmentación política, se suma el descenso de la popularidad de Macron. Un sondeo realizado por Elabe señala que, el 63% de los franceses cree que el presidente debería dimitir si cae el Gobierno, señalando su responsabilidad en esta crisis política.
Sin Gobierno y sin presupuestos
En caso de que la moción de censura se presente y salga adelante, Francia volvería a quedarse sin Gobierno y sin los presupuestos de 2025, estancándose en la incertidumbre política que arrastra desde hace meses.
Aunque la caída del Gabinetede Barnier sea un rumor cada vez más fuerte, la preocupación es real, y el Ejecutivo no lo esconde. El futuro del presupuesto estatal para 2025 debería someterse a debate y votación el 18 de diciembre, y es ahí cuando el primer ministro pretende activar el artículo 49.3, un decreto que permite aprobar leyes y presupuestos sin necesidad de votación.
Francia no puede quedarse sin presupuestos más tiempo, en especial por la delicada situación económica en la que se encuentra el país, que supera el 5% del déficit público, y por el que ya fue sancionado por Bruselas.
De ahí que existan varias opciones en caso de que el Gobierno no consiga superar el bloqueo. Como primera opción se encuentra el comodín del artículo 45, que permitirá al Ejecutivo «solicitar de manera urgente autorización al Parlamento para recaudar impuestos». Al mismo tiempo, el presupuesto del año pasado se renovaría sin crear nuevos impuestos y sin incluir el proyecto de Barnier de aumentar la fiscalidad de los más ricos y el impuesto sobre la electricidad.
Los economistas y empresarios miran con preocupación la situación, y el primer ministro fue claro sobre el aspecto financiero del país en caso de una moción: «Probablemente se producirían graves turbulencias en los mercados financieros», afirmó Barnier el martes por la tarde en TF1.Ya hay indicios de eso. Los tipos de interés en Francia han alcanzado su nivel más alto desde 2012.
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