La Asamblea Nacional de Francia ha rechazado este martes la primera moción de censura presentada por la izquierda contra el primer ministro, Michel Barnier, por 197 votos a favor de 577, quedándose lejos de los 289 votos que se necesitaban para tumbar al nuevo jefe del Ejecutivo, nombrado hace unas semanas por el presidente Emmanuel Macron.
Desde que Barnier anunciase el nuevo Gobierno, el Nuevo Frente Popular, esa unión de izquierdas creada para combatir a la extrema derecha durante las elecciones legislativas adelantadas, amenazaba con presentar una moción de censura contra el primer ministro. Una moción, apoyada por los socialistas, que tenía poco recorrido puesto que necesitaba el apoyo de la ultraderecha de Marine Le Pen para poder salir adelante. Finalmente, y como ya habían anunciado días antes Reagrupamiento Nacional se ha mantenido al margen y no ha votado a favor de esta moción, con el fin de dar tiempo al nuevo Gobierno, pero han anunciado que se «mantendrán vigilantes» a las propuestas de este nuevo Ejecutivo. Y no descartan presentar una moción de censura propia en un futuro. Tampoco ha sido respaldada por los dos partidos que sostienen a Barnier, los 166 macronistas y los 47 de la derecha moderada.
La izquierda denuncia un «atraco electoral»
El debate que se ha vivido este martes en la Asamblea Nacional ha sido largo, ha durado más de tres horas, y ha sido tenso. «La mayoría relativa que acompaña al Gobierno es hoy la menos relativa», ha afirmado Barnier en referencia a la fractura actual que hay en la Cámara. Desde las elecciones legislativas adelantadas, la Asamblea se encuentra dividida en tres grandes bloques: la unión de izquierdas, el campo presidencial y la ultraderecha, y ningúna de ellas cuenta con una mayoría clara. Lo que dificulta al Gobierno aprobar reformas o presupuestos bajo el método tradicional. Precisamente, durante el debate, Barnier volvió a alertar sobre la delicada situación presupuestaria del país y pidió «responsabilidad» a los diferentes partidos para evitar que se agrave.
«Desde su nombramiento, está de moda actuar como si el 7 de julio no hubiera existido», ha afirmado el primer secretario del Partido Socialista, antes de denunciar que Francia ha vivido un «atraco electoral». «El 7 de julio fue el Nuevo Frente Popular el que salió victorioso», ha añadido.
Para la izquierda, el Gobierno de Barnier es ilegítimo puesto que el campo presidencial no ganó las elecciones legislativas, y a pesar de eso, se mantienen en el Ejecutivo. Para justificar la votación de la moción de censura, la diputada de La Francia Insumisa, Clémence Guetté ha denunciado que el «Gobierno actual es ilegítimo» y que esta moción tenía el objetivo de «restablecer el orden de las cosas».