Si algo son capaces de hacer los republicanos en el Congreso de Estados Unidos es crear tensión y exponer las intensas guerras intestinas que sacuden a la formación, incluso en una era de dominio de Donald Trump. Este viernes, todo eso se ha vivido en la votación del presidente de la Cámara Baja, un cargo para el que ha sido reelegido Mike Johnson en la primera ronda, aunque no sin dosis considerables de drama y un desarrollo de la votación donde el ala ultraconservadora ha dejado un mensaje de advertencia para el liderazgo de su partido y señales de lo complicado que van a tener los republicanos hacer avanzar su agenda legislativa incluso con el control de las dos cámaras y la Casa Blanca.
Johnson, ‘speaker’ desde octubre de 2023 y que en noviembre fue nominado por unanimidad para la reelección, ha logrado ser reelegido finalmente con 218 votos a favor, frente a los 215 del demócrata Hakeem Jeffries y uno por otro congresista que ha emitido el republicano Thomas Massie. Pero ese resultado solo ha llegado tras negociaciones frenéticas para que cambiaran su votos otros dos republicanos que, inicialmente, en la primera ronda tampoco habían votado por el congresista de Luisiana.
La votación llegaba ya precedida por la incertidumbre. Los republicanos lograron en las elecciones de noviembre una mayoría extremadamente exigua: 220 escaños frente a los 215 de los demócratas, la menor de ninguno de los dos partidos en casi un siglo. Sumaron luego la vacante creada por la dimisión de Matt Gaetz, el nominado por Trump para fiscal general, que se retiró del escaño y de la nominación por sus escándalos sexuales. Y Johnson llegaba a esta jornada pudiéndose permitir solo la pérdida de un voto entre sus filas para ser reelegido.
Mensaje del ala radical
Un retraso en su elección habría paralizado las funciones de la Cámara, incluyendo la jura de los representantes o, el lunes, la certificación de la victoria en las elecciones presidenciales de Trump (aunque ese escollo se habría podido eludir con procedimientos burocráticos como el nombramiento de un presidente en funciones). Y aunque Johnson se ha acabado imponiendo, la facción más radical le ha mandado un mensaje.
Le han recordado que pueden hundir su presidencia de la Cámara en cualquier momento, como ya hicieron en octubre de 2023 con Kevin McCarthy, que en enero de 2023 necesitó 15 rondas de votación en cuatro días para llegar al puesto, lo consiguió haciendo concesiones a los ultraconservadores y aquel mismo otoño cayó por una rebelión de ocho de los suyos.
Con esa lección aprendida Johnson había asegurado este mismo viernes que no iba a hacer concesiones. “Mi mensaje simple a mis colegas es: hagan sugerencias sobre mejoras en el proceso, estamos abiertos a eso en todo momento. Pero no hago acuerdos con nadie. No hay quid pro quo. No hago nada a cambio de un voto”, había dicho antes de la votación. Pero en X también ha escrito un mensaje haciendo varias promesas de luchar para reducir el tamaño del gobierno y contener el gasto, una de las exigencias de la ultraderecha. Y queda por saber qué ha prometido o cedido en privado para conseguir la ajustada victoria.
La tensión de la primera votación no es tampoco la que había deseado Trump, que apoyó a Johnson el lunes, este viernes en Truth social lo definía como “un buen hombre de gran capacidad” y aseguraba que su victoria sería “una gran victoria para el Partido Republicano”. Y ha conseguido la victoria, hablando personalmente por teléfono con los dos republicanos que han cambiado su voto, pero las fracturas han vuelto a quedar expuestas, por más que en un mensaje de felicitación a Johnson en su red social tras la reelección Trump haya escrito que el ‘speaker’ ha recibido «un voto de confianza sin precedentes del Congreso».
Las turbulencias que se avecinan para Johnson no han tardado tampoco en quedar claras. El Freedom caucus, el grupo de congresistas más radicales entre los conservadores, ha publicado una carta en la que han asegurado que solo le han votado porque apoyan sin fisuras a Trump y querían asegurar la certificación de los electores el 6 de enero y han recordado que tienen «serias reservas sobre el historial del speaker en los últimos 15 meses» que ha estado en el cargo.