El ciudadano rusoespañol Pablo González, también conocido como Pável Rubtsov, realizó informes de las clínicas europeas, incluyendo un centro hospitalario en Barcelona, en las que el opositor ruso Alekséi Navalni se trató de una agresión que sufrió en Rusia con desinfectante denominado zelionka, que deja la piel tintada de color verde, según ha informado este domingo el diario El Mundo, tras tener acceso a la documentación de la investigación. Un ataque con dicha sustancia es considerado como una advertencia, una primera señal de que el Estado ruso va a por ti. El fundador de la Fundación contra la Corrupción murió asesinado por envenenamiento, de acuerdo con una reciente investigación difundida en la publicación ‘The Insider’, centrada en Rusia.
Según el rotativo madrileño, un informe elaborado por González que se hallaba en poder de los investigadores en Polonia fechado el 14 de junio de 2017 incluía las direcciones de dos clínicas en Lausana y Barcelona en las que se trató. El imputado por espionaje en Polonia coincidió precisamente con el opositor asesinado en la Ciudad Condal cuando este viajó a someterse a una operación quirúrgica por el ojo dañado. Además de enviar ese material informativo a Moscú, aprovechó para hacerse un selfi con él, una fotografía que luego empleó tras el envenenamiento durante un vuelo desde Tomsk a la capital rusa para defender la falsa narrativa de que Navalni «no estaba en el punto de mira del Gobierno ruso».
Contenidos de ordenadores y Ipads
En los contenidos de ordenadores, Ipads, tarjetas de memoria y discos duros confiscados se encontraba una radio y «dispositivos electrónicos susceptibles de ser utilizados como canales de comunicación clandestinos». También informes de actos en los que acudía, como una sesión de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE), en los cuales se expresaba en los siguientes términos: «ya estoy en Varsovia; el vuelo ha transcurrido sin problemas…no enviaré información del foro a diario».
Los artículos difundidos por El Mundo desmontan definitivamente la versión de que ni el acusado ni su abogado conocían las pruebas que motivaron su detención y encausamiento. Según las actas judiciales a las que ha tenido acceso el rotativo madrileño, en un primer interrogatorio, Pablo / Pável negó las acusaciones. En una segunda sesión, se le mostraron los informes y las pruebas documentales y él se negó a comentarlas y se acogió a su derecho de guardar silencio». Durante todo el periodo de su cautiverio, una campaña de apoyo bajo el hashtag ‘Free Pablo’, basada en informaciones que muchos expertos y observadores consideraron como tergiversadas o directamente falsas, proporcionadas por miembros de su entorno, como el abogado Gonzalo Boye, abogado también del expresident Carles Puigdemont, o su compañero de trabajo, Juan Teixeira, criticó al Gobierno español y equiparó su situación a la de un «Guatánamo». En dicha campaña, que incluyó vídeos, participaron actores, periodistas de izquierda y figuras próximas al entorno abertzale.
Las informaciones que han venido apareciendo en la prensa después de su excarcelación también desmienten la versión difundida por su campaña de que estaba incomunicado: podía escribir cartas, al principio de su encarcelamiento recibía la visita de su novia de Polonia, e incluso llegó a tratar con otros presos y hasta practicar ejercicio.