Con la ansiedad disparada por la enorme trascendencia de estas elecciones en Estados Unidos y el clima de violencia política que las ha precedido, más de 83 millones de estadounidenses votaron de forma anticipada antes de que comenzara la jornada electoral de este martes. Una cifra solo superada en las elecciones de 2020, celebradas en plena pandemia, cuando se rebasaron los 101 millones de votos anticipados. Siguiendo con la tradición, los demócratas han recurrido más a esta opción, pero esta vez la diferencia es mínima, inferior a dos puntos porcentuales, según los datos de la Universidad de Florida, de lo que se deduce una intensa movilización en el bando republicano. Los expertos recomiendan, sin embargo, no anticipar demasiadas conclusiones porque todo dependerá de cómo se complete la jornada electoral.
Significativo ha sido el entusiasmo en varios de los siete estados bisagra que decidirán las elecciones. En Carolina del Norte se han batido todo los récords con 4.5 millones de votos anticipados, una circunstancia que se explica por la devastación que sufrió el estado tras el paso del huracán Helene. También se han batido las marcas previas en Georgia, con más de 4 millones de votos, uno de los estados donde Donald Trump impugnó su derrota hace cuatro años. En Pensilvania, que repartirá los 19 votos electorales más decisivos de estos comicios, la cifra ronda los 1.7 millones de votos anticipados.
El hecho de que esta vez el porcentaje de demócratas (37.7%) y republicanos (35.9%) que han recurrido a esta opción sea muy similar podría ayudar a evitar que se repita el explosivo escenario de hace cuatro años. Por entonces, en estados como Pensilvania, el recuento comenzó dando una cómoda ventaja a los republicanos, pero cambió de rumbo a medida que empezó a tabularse el voto anticipado, un vuelco que después utilizó Trump para argumentar de forma infundada que le habían robado las elecciones. Esta vez el neoyorkino ha mantenido sus objeciones respecto al voto por correo, volviendo a propagar un sinfín de dudas sobre la integridad electoral, pero desde su partido se ha animado a las bases a votar con antelación, lo que ayuda a explicar el aumento substancial de la participación de los conservadores por esta vía.
Tres modalidades de voto anticipado
La ley electoral estadounidense contempla varias modalidades para participar antes de la jornada electoral. La más mayoritaria ha sido esta vez el “voto anticipado”, que comenzó el pasado 23 de septiembre en los primeros estados y ha permitido votar presencialmente de forma muy similar a cómo se ha hecho este 5 de noviembre. Le sigue el “voto por correo”, que en muchos estados debe solicitarse previamente para recibir las papeletas en casa; en otros, se envían por defecto a todos los votantes registrados. La última modalidad es el “voto ausente”, para aquellos que no puedan participar en la jornada electoral por motivos justificados como enfermedad o viaje. Sus solicitantes pueden después enviar las papeletas por correo o depositarlas personalmente en una ofician electoral.
En la mayoría de estados ese voto anticipado comenzará a contarse durante la jornada electoral y, en algunos, habrá que esperar al cierre de los colegios para iniciar el recuento. Uno de los motivos que explican las largas demoras de hace cuatro años, cuando el resultado definitivo no se conoció hasta cuatro días después de la jornada electoral. Por entonces, siete de cada diez electores votaron con antelación, más del 40% por correo, lo que hizo infinito el recuento en algunos estados.
En este ciclo electoral, las mujeres han recurrido más al voto anticipado (54%) que los hombres (44%), un dato que beneficia a priori a la campaña de Kamala Harris, con una intención de voto superior entre las mujeres. Por franjas de edad, es el grupo entre los 41 y 65 años el que más ha utilizado esta vía (39.4%), seguido de los mayores de 65 años (34.5%) y aquellos entre 26 y 40 años (17.5%).