Que Kamala Harris será la siguiente presidenta de Estados Unidos fue la predicción del analista político venido a gurú que más ha acertado los resultados electorales, en prácticamente todos los comicios desde 1984. Fue de los pocos que predijo la victoria de Donald Trump en 2016 y también anunció que no renovaría en 2020. Su secreto es un sistema de predicción electoral que evalúa un compendio de criterios de política doméstica como la economía o internacionales como las guerras abiertas actualmente. «Las encuestas son fotos fijas, no predicciones. No influyen en mi predicción, que se basa en los fundamentos de cómo funcionan realmente las elecciones presidenciales», explica Allan Lichtman a EL PERIÓDICO este historiador, doctor por Harvard que se ha convertido en una celebridad en las televisiones nacionales de EEUU. Mientras, las encuestas dan un empate técnico entre Kamala Harris y Donald Trump: el margen de error de las encuestas supera a la distancia entre los dos candidatos, por lo que el resultado no es predecible.
La vicepresidenta energizó la campaña demócrata tras la retirada de Joe Biden. No era la primera mujer candidata de uno de los partidos mayoritarios, pero sí la primera mujer de color y la que parece que podría conseguir el trabajo inacabado de quien estuvo tan cerca antes de ella, Hillary Clinton. «No es difícil imaginarla en la Casa Blanca porque ya está en ella«, señala a este diario Kate Kelly, directora de la Iniciativa para la Mujer del American Progress, centro de investigación fundado por John Podesta, jefe de campaña de Hillary Clinton. Si Obama fue el candidato de Facebook y Trump el de Twitter, Harris ha sido la de TikTok, donde recuperó una euforia entre las bases que no se veía desde el ‘Yes, we can’ de Barack Obama en 2008. Sin embargo, algunos analistas señalan que la burbuja Harris pierde fuerza.
Gaza y la inflación
«Aunque al principio se esperaba que Kamala representara un cambio positivo con respecto a Biden, esa esperanza se desvaneció rápidamente«, dice a EL PERIÓDICO Tariq Kenney-Shawa, investigador de relaciones EEUU-Oriente Próximo, que cree que el apoyo continuado de EEUU a Israel en la guerra de Gaza pasará factura a los demócratas. Americanos de origen palestino, árabe o musulmán mostraron su enfado en las primarias demócratas votando ‘uncommitted’ (no comprometido) en lugar de a Biden, que era el único candidato. Y aunque Harris ha enfatizado repetidamente que ella «no es Biden», tanto en cuanto a Gaza como en la economía, parece que se va a imponer la continuidad.
La comunidad árabe y musulmana estadounidense siente que Harris le ha dado la espalda, según Kenney-Shawa, que asegura que la vicepresidenta no ha recibido a muchos líderes comunitarios que han llamado a su puerta. «Algunos argumentan que Harris está cometiendo un error al ignorarlos, pero otros dicen que lo está haciendo deliberadamente para llegar a los conservadores moderados«, señala. «Se aplica un doble estándar: los árabes americanos son a la vez insignificantes, pero serán el chivo expiatorio si Harris pierde«, añade. Pero no son solo los directamente implicados, según el experto: «está en juego una amplia franja de votantes progresistas«.
Pero para todos ellos, los que son más marcadamente de izquierdas y los conservadores moderados indecisos, otro gran escollo que les puede alejar de Harris va a ser la preocupación por la economía y el aumento del coste de vida, especialmente la vivienda y bienes básicos como la comida y el transporte. «Muchos estadounidenses tomarán la decisión final sobre a quién votar basándose en lo que les cueste la gasolina que pongan de camino al lugar de votación«, augura Kenney-Shawa.
Desinformación
«No veo una desaceleración en el apoyo a Harris, lo que pasa es que se trata de una carrera muy reñida», dice a EL PERIÓDICO Nina Jankowicz, exdirectora de la Oficina de Desinformación de EEUU, que existió brevemente bajo el mandato de Joe Biden. Esta investigadora, fundadora del centro de vigilancia de desinformación American Sunlight Project, lleva meses siguiendo con atención las narrativas que se extienden online alrededor de esta elección, especialmente los discursos de odio y la desinformación.
Con todo, «la retórica misógina y racista contra Harris ha galvanizado el apoyo de las mujeres, que no quieren ser tratadas como ciudadanas de segunda clase en su propio país», señala, un grupo de votantes que será clave en esta elección marcada por la brecha de género por encima de la raza, la renta o el nivel educativo, factores que han sido tradicionalmente claves en las elecciones presidenciales. Pero lo que más preocupa a Jankowicz es que un resultado muy ajustado lleve a más altercados violentos, «sobre todo teniendo en cuenta el nivel de retórica violenta que hemos visto en Internet durante la duración de la campaña«, concluye.
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