El senador Edgardo Kueider estuvo al servicio del Gobierno del presidente Mauricio Macri. Luego cambió de facción y en 2019 entró al Congreso de la mano del peronismo, actualmente en la oposición. Kueider realizó una nueva pirueta política y este año pasó a revistar las filas de la ultraderecha. Su voto fue crucial para que el presidente Javier Milei pudiera aprobar las leyes con las que impulsa una profunda reforma de la economía, las instituciones y la sociedad. El senador intentó la semana pasada entrar a Paraguay con 211.000 dólares de origen desconocido. Lo detuvieron en la frontera junto con su secretaria Iara Guinsel Costa. Ambos se encuentran bajo arresto. El senado argentino lo expulsó este jueves de sus filas y el Gobierno perdió una pieza importante del ajedrez legislativo porque será reemplazado por la kirchnerista Stefania Cora.
Milei se convirtió en presidente con una consigna unificadora de parte de sus votantes: el desprecio de la llamada «casta política». La ultraderecha se presentó ante el electorado como una fuerza revulsiva dispuesta a dejar atrás a la dirigencia tradicional. Al asumir la presidencia, Milei dio su primer discurso de espaldas al Parlamento como una manera de repudiar su cultura y sus negociados. Pero «la casta» resultó vital para aprobar todas las iniciativas del Ejecutivo. Kueider fue uno protagonista modélico del transfuguismo al punto de que, al momento en ser interceptado en la Aduana paraguaya por funcionarios de ese país se presentó como un legislador afín al Gobierno.
Su caso ha provocado tal impacto mediático al cumplir Milei un año como presidente que el oficialismo, en minoría en el Senado, no pudo impedir que Kueider fuera destituido. «Teníamos la intención de suspenderlo, pero se necesitan los dos tercios de los votos y no los hemos conseguido», se lamentó el oficialista Ezequiel Atauche.
Derivaciones impredecibles
El Gobierno que proclamó su decisión de sanear la política, se encuentra por estas horas frente a un doble problema. De un lado, acaba de perder un aliado en la cámara alta, donde solo tiene seis de los 72 curules. Lo que más inquieta a la ultraderecha es la derivación judicial del caso Kueider. El peronismo y otros sectores de la oposición han instalado la sospecha de que los favores del exsenador no fueron gratuitos, fue sobornado y parte de ese dinero fue tratado de llevar a Paraguay.
La jueza Sandra Arroyo Salgado se prepara para pedir la extradición de Kueider. El fiscal Alcides Giménez Zorrilla está a cargo de la investigación del caso. Al senador se lo acusa de contrabando y presunto lavado de dinero. «Lo que más nos interesa es seguir la ruta del dinero», dijo al portal ´La Política Online`. Giménez Zorrilla reveló que las primeras declaraciones de Kueider y Guinsel a las autoridades paraguayas fueron muy inconsistentes. Por lo pronto, se supo de que el senador expulsado había realizado con anterioridad otras incursiones similares a Paraguay. El fiscal negó la existencia de presiones desde la sede presidencial para demorar la causa.
«El Gobierno fracasó en cada una de las acciones que fue encadenando de manera improvisada para evitar la expulsión de su aliado Kueider», señaló el analista político, Ignacio Fidanza. «Milei cierra así el año legislativo con una derrota sin atenuantes». Ese traspié tiene otro componente que presagia mayores tormentas al interior del oficialismo.
Otra pelea de trasfondo
La vicepresidenta Victoria Villarruel autorizó la sesión en el Senado en su calidad de principal autoridad. Un modo de ensanchar la distancia que la separa del jefe de Estado un año después de haber tomado las riendas del poder. Villarruel se encuentra enfrentada con MIlei. La pelea se hizo pública pero en virtud de la Constitución ejerce la presidencia provisional de la Nación por el viaje del anarco capitalista a Italia. En rigor, no puede encabezar las sesiones en el Senado. Sin embargo, lo hizo.
«Esta situación no solo marca la ya explícita desconexión entre el binomio presidencial sino que, además, simboliza la incomodidad que representó la detención de Kueider para los libertarios. Sus seis representantes en el Senado terminaron votando a favor de su expulsión cuando ya era evidente que el pleno se inclinaba por esa opción. No obstante, trataron de evitar este desenlace por todos los medios», señaló el diario ´La Nación`
