Hallan al único animal que no le hizo nada la radiación en el accidente de Chérnobil – Enséñame de Ciencia


FUENTE: National Geographic

El 26 de abril de 1986, la vida cambió para siempre en Chernóbil, una pequeña ciudad en el norte de Ucrania. Un accidente en el cuarto reactor de la planta nuclear de Chernóbil liberó una cantidad masiva de radiación al ambiente, creando una de las catástrofes nucleares más devastadoras de la historia. La zona alrededor del reactor, ahora conocida como la Zona de Exclusión de Chernóbil, fue evacuada y cerrada al público debido a los niveles peligrosos de radiación. Pero, sorprendentemente, la vida no se detuvo por completo en este lugar.

A lo largo de los años, la Zona de Exclusión de Chernóbil se ha transformado en un refugio inesperado para la vida silvestre. A medida que los humanos se retiraron, los animales comenzaron a repoblar el área. Esta región, de aproximadamente 2,600 kilómetros cuadrados, se ha convertido en un laboratorio viviente para los científicos interesados en estudiar los efectos de la radiación en los seres vivos. Entre estos investigadores, un equipo liderado por Sophia Tintori de la Universidad de Nueva York ha realizado descubrimientos interesantes sobre los nematodos, pequeños gusanos que habitan en el suelo.

A pesar de vivir en un ambiente altamente radiactivo, estos nematodos de Chernóbil no muestran daños genéticos significativos. Para entender mejor este fenómeno, los científicos recolectaron estos gusanos de áreas con diferentes niveles de radiación dentro de la Zona de Exclusión y secuenciaron sus genomas. Sorprendentemente, no encontraron cambios genéticos significativos en los nematodos expuestos a alta radiación comparados con aquellos de áreas menos radiactivas.

FUENTE: Sophia Tintori

Además, los investigadores desarrollaron un ensayo en el laboratorio para medir cómo estos nematodos responden a mutágenos químicos, sustancias que pueden causar daños en el ADN. Descubrieron que, aunque hay variaciones hereditarias en la tolerancia de los nematodos a estos mutágenos, estas variaciones no están relacionadas con la exposición a la radiación en su ambiente natural. Esto sugiere que los nematodos de Chernóbil no son necesariamente más resistentes a la radiación que otros nematodos del mundo.

¿Avances para la medicina?

Estos hallazgos desafían la creencia común de que vivir en un ambiente altamente radiactivo inevitablemente causa daño genético significativo. Los nematodos de Chernóbil muestran una notable capacidad para resistir los efectos de la radiación, lo que plantea preguntas intrigantes sobre los mecanismos que permiten esta resiliencia. Comprender cómo estos pequeños gusanos pueden tolerar el daño en el ADN podría ofrecer pistas valiosas para la medicina humana, especialmente en el estudio de enfermedades como el cáncer, donde la susceptibilidad al daño del ADN varía entre los individuos.

Desde el desastre, Chernóbil ha pasado de ser un símbolo de destrucción a un testimonio de la resiliencia de la vida. A pesar de los niveles extremos de radiación, la naturaleza ha encontrado formas de adaptarse y sobrevivir.

Esperemos que estas investigacioens sobre los nematodos de Chernóbil nos ayude más a entender mejor los efectos de la radiación, pues podríamos estar hablando de tener grandes implicaciones para nuestra comprensión de la genética y la salud. Y por qué no, ojalá podríamos un día aplicar este conocimiento para proteger mejor la salud humana frente a amenazas ambientales y mutagénicas.

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