Irán insiste: tras la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses de este martes, tanto la portavoz del Gobierno iraní como el presidente persa, Mesud Pezeshkian, han repetido la misma frase. Que a Teherán no le importa quién mande en Washington. Que para Irán todo sigue igual, no habrá ningún efecto y nada cambia: que «no hay mucha diferencia» entre Trump, Kamala Harris y Joe Biden.
«Nos da absolutamente igual quién haya ganado las elecciones estadounidenses, porque nuestro país y sistema dependen únicamente de su fortaleza interior, y de la fuerza de nuestra gran y honorable nación», dijo este jueves Pezeshkian.
Pero no todo es tan fácil. La vuelta del multimillonario a la Casa Blanca, según los expertos, sí afectará —y mucho— a la República Islámica y al conflicto que protagoniza Teherán contra Israel en todo Oriente Próximo. «Creo que la Administración de Trump será mucho más beligerante con Irán, sobre todo, por tres razones», explica el analista Farzan Sabet, miembro del think tank Centro para la Gobernanza Global, con sede en Ginebra, Suiza.
«La primera es que el equipo de política exterior y seguridad nacional estadounidense estará probablemente compuesto por gente del ala dura como el anterior secretario de Estado, Mike Pompeo. Segundo, porque la situación de seguridad en Oriente Próximo no deja de deteriorarse, y EEUU e Irán están más cerca que nunca de un conflicto armado directo. Y tercero, por todas las informaciones existentes de que Irán ha intentado asesinar a Trump, ha hackeado gente cercana a él y ha intentado dañar su campaña. Todo esto, por supuesto, hace que Trump vea con muchos peores ojos el liderazgo en Teherán», dice Sabet.
Así, el equipo de campaña de Trump anunció, a finales de septiembre, que el multimillonario recibió un informe de inteligencia en el que se aseguraba que el republicano era el objetivo de un plan de asesinato por parte de Irán. En octubre, por ello, su equipo pidió a los servicios secretos estadounidenses un despliegue de seguridad «sin precedentes» para un candidato. El atacante que disparó contra Trump en julio de este año en Pensilvania, sin embargo, no tenía ningún vínculo conocido con Teherán.
¿Por qué contra Trump?
Irán ha tenido como objetivo el nuevo presidente estadounidense desde su primer mandato en la Casa Blanca: fue Trump el que rompió, en 2018, el acuerdo nuclear iraní, e impuso duras sanciones contra la economía persa. En la actualidad, la economía iraní vive casi desconectada por completo del mundo: tan solo sobrevive gracias a las exportaciones de crudo que realiza la República Islámica a China. Este es, de hecho, uno de los aspectos que la nueva Administración de Trump puede atacar e intentar sancionar en los próximos meses.
Pero, sobre todo, Irán ha buscado atacar a Trump por ser el responsable del ataque aéreo que asesinó en Bagdad al líder de las fuerzas de inteligencia iranís en el extranjero, Qasem Soleimaní, en enero de 2020. Entonces, la República Islámica prometió una vendetta personal contra Trump que aún no ha llegado.
«[Durante el primer mandato de Trump], muchos líderes mundiales se dieron cuenta que la mejor forma de lidiar y negociar con el presidente electo de los EEUU es interpelarlo directamente. Es algo que ya está ocurriendo tras su victoria este martes. Pero Irán es completamente incapaz de hacerlo», explica Sabet, que continúa:
«Se me hace difícil imaginar al líder supremo, el ayatolá Alí Jameneí, o a Pezeshkian yendo a la mansión de Mar-a-Lago a felicitar a Trump por su gran victoria electoral, o diciéndole lo bonito que sería tener un Hotel Trump en Teherán. Y esta incapacidad de apelar directamente a Trump bloquea la mejor forma de hacer diplomacia con el nuevo presidente estadounidense. Muy probablemente, [en caso de que Teherán busque el diálogo con Washington], los funcionarios iranís chocarán con una administración combativa contra ellos, que bloqueará sistemáticamente todo intento de acercamiento», considera el analista.
Un Israel empoderado
Si alguien, en la región, celebró sin tapujos la victoria electoral de Trump, este fue sin duda el Gobierno del primer ministro israelí, Benyamín Netanyahu. Su gabinete ve a la futura administración republicana mucho más cercana y permisiva que la del actual presidente estadounidense, Joe Biden.
Y, según los expertos, el Estado hebreo muy probablemente gozará a partir de ahora de mucha más libertad en su guerra de ataques y respuestas contra la República Islámica y los aliados de Teherán, el Eje de la Resistencia. «A partir de ahora, Israel tendrá manga ancha para realizar sus ataques y campañas militares contra Irán a su propio ritmo y tempo —asegura Sabet—. Muy probablemente, Washington pondrá menos trabas a Tel Aviv«.