Para Amal, la vida ha dejado de ser la que era. Cuando se le pregunta, de primeras, todo parece estar bien. «Paso mis días con mis hijos y voy a ver a mi madre, como siempre», contesta sin pensar demasiado. Pero es una falsa impresión. Una realidad que no es tal. Al indagar un poco, esta profesora palestina de la ciudad de Nablus, al norte de la Cisjordania ocupada, descubre todo lo que se oculta en su interior. «Después del 7 de octubre [del 2023], mi vida ha cambiado, igual que la del 99% de los palestinos de Cisjordania», confiesa a este diario. Con todos los focos puestos en la feroz guerra contra Gaza, y también su solidaridad, sumada a la preocupación por el conflicto en el Líbano, los palestinos de los territorios ocupados sufren batallas a las que nadie presta atención. La violencia de los colonos, la expansión de los asentamientos, las violentas y extensas incursiones militares y la toma de nuevas tierras por parte del Gobierno israelí están cambiando la realidad sobre el terreno en Cisjordania. En apenas un año, ya está irreconocible. Es otra.
Era algo que se sabía. No lo querían ni esconder. Así lo reconoció el ministro de Finanzas, el ultraderechista colono Bezalel Smotrich. En un discurso el pasado 9 de junio, el líder de Sionismo Religioso explicó que el Gobierno estaba llevando a cabo un programa cuidadosamente orquestado para quitarle la autoridad sobre Cisjordania a los militares israelíes y entregársela a civiles que trabajan para él en el Ministerio de Defensa. El objetivo era cambiar irreversiblemente la forma en que se gobierna el territorio, para consolidar el control de Israel sobre él sin ser acusado de anexionarlo formalmente. De paso, evitan el establecimiento de un Estado palestino. A finales de mayo, el Ejército israelí ya publicó una orden transfiriendo importantes poderes legales en los territorios palestinos a los funcionarios colonos que trabajan para Smotrich. Los expertos señalaron que esta transferencia de leyes, que pasó desapercibida en un Israel enfrascado en la guerra contra Gaza y el Líbano y las protestas contra el Gobierno, podía ser el paso definitivo para la anexión israelí de la Cisjordania ocupada.
Gobierno más ultraderechista
«Probablemente estemos ante el cambio estructural más determinante de los últimos años», apunta Mauricio Lapchik, de la organización israelí de derechos humanos Peace Now. «La ocupación israelí deja de ser abiertamente y claramente una ocupación temporal, y pasa a ser una ocupación permanente, tal y como ya defiende el Gobierno israelí», señala a EL PERIÓDICO. La llegada al poder del gobierno más derechista de la historia de Israel a finales de 2022 supuso la constatación de una tendencia nacional de completo desdén hacia los derechos de los palestinos y las inexistentes conversaciones de paz. «Lo único que este gabinete ha hecho desde que asumió el poder es cuidar y representar los intereses de los colonos que viven en los territorios ocupados y ha abandonado el interés nacional del resto de israelíes», subraya este activista anti-ocupación.
Desde que Israel ocupó Cisjordania y Jerusalén Este en la guerra de los Seis Días, en 1967, más de medio millón de colonos israelíes se han asentado en tierras palestinas. A ellos les rige la ley civil israelí, pero los tres millones de palestinos autóctonos del lugar están sujetos, sin embargo, a la ley militar israelí. A partir de los ataques de Hamás del 7 de octubre, el Ejército israelí uniformó y armó a 7.000 colonos en la Cisjordania ocupada. Con las armas, y protegidos por la impunidad, han desatado el caos. En este primer año de guerra, Peace Now ha registrado más de 1.360 incidentes de ataques de colonos contra palestinos. Una decena han muerto a manos de los colonos. Unos 46.500 árboles, sustento de la población autóctona, han sido dañados por los colonos. Unos 1.630 palestinos de 19 comunidades enteras, unas 277 familias, han sido expulsados de sus hogares debido a la violencia de los colonos.
«Peligrosos colonos»
«Moverse de una ciudad a otra es peligroso y muy difícil debido a los colonos y a los puestos de control», reconoce Amal, cuyo nombre ha sido cambiado porque teme por su seguridad. «Los colonos son, incluso, más peligrosos que los propios soldados israelíes, pues tiran piedras a los coches por la noche», añade. Al menos 776 palestinos, entre ellos 167 niños, han muerto por la violencia del Ejército o los colonos desde el 7 de octubre. Una ínfima minoría de esas muertes ha sido investigada, ni siquiera aquellas realizadas por civiles israelíes que hace décadas que actúan con completa impunidad. Esta se multiplica en cuanto se trata de la tierra. «Después del 7 de octubre (de 2023), diferentes grupos de colonos decidieron por decisión propia bloquear rutas usadas por los palestinos para moverse de comunidad a comunidad, y establecer diferentes puestos de avanzada ilegales de acuerdo a la ley israelí a lo largo y ancho de la Cisjordania ocupada», apunta Lapchik.
Estos hechos sobre el terreno han facilitado el control israelí sobre la tierra palestina. «Un gobierno normal castigaría estas actividades criminales, pero el gabinete actual promueve y apoya todo tipo de actividades ilegales y no ha hecho nada para evitarlas», constata Lapchik. Al menos 43 nuevos asentamientos han sido establecidos. La mayoría son puestos agrícolas ilegales, involucrados en la apropiación de tierras y la expulsión sistemática de palestinos de la zona. Otros cinco nuevos asentamientos han sido aprobados por el Gobierno, todos ellos puestos avanzados ilegales destinados a convertirse en colonias oficiales. Otros 70 puestos de avanzada ilegales empezarán a recibir financiación y serán conectados al agua, la electricidad y otras infraestructura por parte de ministerios gubernamentales, gracias a una orden de Smotrich. En diciembre, les asignó 21 millones de dólares de fondos estatales.
Año de récords
«No es una decisión que está desconectada con lo que venía sucediendo desde que asumió el poder», apunta Lapchik. El año pasado, el gabinete de Binyamín Netanyahu anunció la construcción del mayor número de unidades de viviendas en la Cisjordania ocupada en la historia: casi 13.000. En lo que va de 2024, ha anunciado otras 9.000. La anexión no se detiene. «Vemos un proceso en el que se busca la anexión; el objetivo claro de este Gobierno que expresa muy abiertamente es evitar de todo tipo de forma la posibilidad de un Estado palestino y una solución política», recuerda el activista. También mientras las bombas y los focos se concentraban en Gaza, las autoridades israelíes declararon estatales 2.419 hectáreas palestinas, 1.200 de ellas en el valle del Jordán. Es la mayor incautación de tierras desde los Acuerdos de Oslo en 1993, y supone la mitad de todo el territorio que ha sido incautado en estas tres décadas. Ahora, han sido 1.200 en una sola vez en un 2024 que ya ha batido todos los récords. El proceso es irreversible. No hay vuelta atrás.
Este mismo año el Gobierno ha duplicado el presupuesto del Ministerio de Asentamientos y los fondos asignados a la División de Asentamientos y a los asentamientos con un aumento de 302 millones de shekels, unos 75 millones de euros. Las carreteras de las colonias han recibido 7.000 millones de shekels, 1.745 millones de euros. A medida que las autoridades israelíes y sus aliados colonos van cambiando la realidad sobre el terreno en la Cisjordania ocupada, la justicia internacional parece llegar tarde. Este julio la Corte Internacional de Justicia declaró que la política de asentamientos israelíes en la Cisjordania y el Jerusalén Este ocupados durante los últimos 57 años viola el derecho internacional y debe terminar «lo más pronto posible». «El impacto a corto plazo no va a ser contundente, pero a medio y largo plazo esto va a cambiar cómo gestiona Israel los territorios ocupados; tenemos un precio que pagar«, concluye Lapchik.
Suscríbete para seguir leyendo