El dicho popular lamenta que llueva sobre mojado. Pero, en la Franja de Gaza, esa expresión toma otro significado. A punto de cumplir 450 días de brutal ofensiva militar, al Ejército israelí no se le acaban los cartuchos de balas, ni las existencias de bombas. Al contrario, en los últimos días, mientras el mundo entero se reúne alrededor de mesas copiosas para celebrar la Navidad con los televisores apagados, las autoridades hebreas aprovechan para intensificar la guerra contra Gaza. En paralelo, las esperanzas de un alto el fuego menguan sin remedio alguno.
No hay día en que la tierra palestina no tenga que ser removida para dar cobijo a decenas de gazatíes. En las últimas 24 horas, el Ejército israelí ha matado a 37 palestinos en tres «masacres» distintas a lo largo y ancho de la Franja, según el Ministerio de Salud de Gaza. A su vez, al menos 98 personas han resultado heridas. Estas cifras sólo representan a aquellos cuerpos vivos y muertos que han logrado llegar a alguno de los pocos hospitales en funcionamiento del enclave palestino. En muchos casos, los servicios de la defensa civil no han sido capaces de recuperar los cadáveres o los supervivientes por las amenazas a su seguridad o la falta de recursos.
Por ello, se espera que los muertos sean al menos 10.000 más. El Ministerio de Salud de Gaza contabiliza al menos 45.436 muertos oficiales y otros 108.038 heridos desde el 7 de octubre del año pasado. «El silencio del mundo ante los repetidos crímenes de la ocupación [israelí] la ha alentado a cometer más», denuncia en un comunicado. Mientras, el último hospital en funcionamiento del norte de Gaza, el Kamal Adwan, arde. El Ejército israelí lo ha allanado y ha desalojado a su personal y a sus pacientes. «Después de que las fuerzas de ocupación irrumpieran en el Hospital Kamal Adwan y se cortara la comunicación con el director del hospital, se desconoce el destino del personal médico y los pacientes», reconoce el ministerio.
En medio de esa nada constantemente atacada, y con el frío extremo arrebatando vidas casi por estrenar –cuatro bebés han muerto congelados en las últimas 24 horas–, decenas de hombres en ropa interior desfilan con las manos en alto entre dos tanques israelíes. Son los pacientes y trabajadores del hospital que, como muchos otros igual que ellos a lo largo de estos 15 meses de guerra, son obligados a abandonar su refugio mientras este desaparece. El Ministerio de Salud ha denunciado que un gran incendio se está extendiendo por varios departamentos del hospital Kamal Adwan. Su director, el doctor Hussam Abu Safia, ha sido arrestado por las tropas israelíes.
Explosiones oídas en Israel
La brutalidad de la ofensiva israelí sobre Gaza ha obligado al Ejército israelí a publicar un comunicado para calmar a la ciudadanía del sur y el centro de Israel. Desde sus casas, han oído explosiones el jueves por la noche que tienen lugar a más de 64 kilómetros de distancia. Las autoridades las han vinculado a la actividad militar en el norte de Gaza, pero no han especificado la naturaleza ni el objetivo exacto de los ataques. El Ejército ha asegurado a los israelíes que no hubo incidentes de seguridad que les afectaran. Pero, en cambio, a los palestinos sí. Hace un mes, Naciones Unidas denunció que Gaza está sufriendo el bombardeo más intenso de civiles desde la Segunda Guerra Mundial.
Y, de momento, no hay perspectiva de que termine. En la última semana, las perspectivas de alcanzar un alto el fuego no han hecho más que alejarse, a medida que Israel y Hamás intercambian acusaciones de demorar un acuerdo. Durante las dos semanas anteriores, las dos partes parecían estar avanzando lentamente hacia un acuerdo que traería de regreso a casa a docenas de rehenes retenidos por los militantes en Gaza y detendría la violencia en el enclave, aunque sólo fuera de forma temporal. Pero han vuelto a surgir diferencias. Los puntos conflictivos se mantienen en el intercambio de rehenes por prisioneros palestinos y la retirada de las tropas israelíes de Gaza, según han dicho personas involucradas en las conversaciones a Associated Press.
«Hambre en todas partes»
El miércoles, Hamás acusó a Israel de introducir nuevas condiciones relacionadas con la retirada de Gaza, los prisioneros y el regreso de los desplazados, lo que, según dijo, estaba retrasando el acuerdo. Por su parte, el Gobierno hebreo acusó a Hamás de renegar de los acuerdos que ya se habían alcanzado. Pese a las discrepancias, ambas partes han confirmado que las conversaciones, mediadas por Qatar y Egipto, siguen en curso. Después de una semana de «negociaciones significativas», el equipo negociador de Israel, que incluye miembros de sus agencias de inteligencia y del Ejército, regresó de Qatar el martes por la noche para consultas internas.
Mientras se posterga el acuerdo, sigue lloviendo sobre mojado en Gaza. Y la lluvia, el frío, las bombas calan los huesos de decenas de miles de personas. «El hambre está en todas partes en Gaza», ha denunciado el Programa Mundial de Alimentos de la ONU en una publicación en X. Entre llamadas a un alto el fuego, ha lamentado que sus equipos sólo han podido llevar aproximadamente un tercio de los alimentos que necesita para apoyar a los palestinos hambrientos en Gaza.