Beirut amanece intranquila. La capital libanesa ha vuelto a ser víctima de los ataques israelíes, que han perforado su corazón tras un mes de relativa calma. Un bombardeo en el céntrico barrio de Ras el Nabaa acabó con la vida de Mohammed Afif, el portavoz de Hizbulá, convirtiéndolo en el primer miembro del grupo que no se enmarca dentro del campo militar ni del liderazgo que ha sido objetivo de un asesinato. Horas después, los aviones de guerra israelíes atacaron el barrio residencial densamente poblado de Mar Elias, matando a dos personas e hiriendo a una docena. Ninguno de los dos ataques fue precedido por un aviso de evacuación a la población civil.
Además, durante las últimas horas, Hizbulá ha confirmado haber considerado la propuesta de Estados Unidos para un alto el fuego en el Líbano. Este martes Amos Hochstein, enviado especial de la administración del presidente estadounidense Joe Biden, visitará Beirut. Por su parte, Israel continúa expandiendo sus ataques en todo el país. Al menos 11 personas han muerto en Tiro, la principal ciudad litoral del sur del Líbano. Otros ocho paramédicos han perdido la vida siguiendo el patrón de las últimas semanas de bombardeos israelíes contra los servicios de rescate y emergencia que acuden al lugar del suceso tras un ataque. Dos soldados del Ejército libanés, que no participa en la guerra, han muerto este domingo.
Cercano a Nasrala
El asesinato de Afif pone de manifiesto la política israelí de perseguir todo aquello que incumba a Hizbulá, ya sea su ala militar o su sector administrativo, del que el portavoz formaba parte. Israel busca reducir la capacidad del grupo chií en todos los frentes: económico, social, político y militar. Antes de asumir el cargo de principal responsable de relaciones con los medios de comunicación, Afif dirigió la estación de televisión al Manar de Hizbulá. Además de ser una de las caras visibles en la prensa nacional e internacional, era un gran aliado del también difunto exlíder de Hizbulá durante los últimos 32 años, Hasán Nasrala.
La pérdida de Afif socavará la capacidad de comunicarse de Hizbulá y de transmitir sus mensajes al mundo. Sus comentarios a la prensa más recientes fueron seis días antes de su asesinato. El pasado 11 de noviembre dijo que las tropas israelíes no habían podido ocupar ningún territorio en el Líbano y que Hizbulá tenía suficientes armas y suministros para librar una “larga guerra”. El Ejército israelí lo ha atacado cuando mantenía una reunión en uno de los céntricos barrios de Beirut, donde también se está quedando gran parte de la población desplazada de los suburbios de la capital y del resto del Líbano. Otras tres personas resultaron heridas por el bombardeo.
Propuesta de tregua
También el domingo el bombardeo contra Mar Elias, un barrio multicultural y densamente poblado de Beirut, tenía como objetivo a líderes militares de Hizbulá, según Israel. Aunque no se conoce la identidad de las dos personas muertas, la agresión ha alcanzado una zona que, hasta ahora, se había salvado de los ataques israelíes. La destrucción que ha dejado a su paso, avivada por el creciente terror que se palpa en cualquier rincón de la vibrante capital libanesa, sirve de recordatorio de que parece no haber ningún lugar seguro en todo el Líbano. Este martes Hochstein viajará al país de los cedros para mantener conversaciones sobre un alto el fuego, según informa una fuente política libanesa a Reuters.
Washington ha presentado una nueva propuesta de tregua al Estado libanés con la esperanza de poner fin a más de un año de combates. Durante el fin de semana, Hizbulá habría enviado mensajes a la Casa Blanca informando de que apoyaban el fin de la guerra y pedían algunos cambios al texto inicial. Aunque se desconocen los detalles, el alto el fuego se basaría en la resolución 1701, que exige la retirada de Hizbulá del sur del Líbano, pero a Israel no se le permitiría tener libertad de movimiento en la zona, según informa Al Jazeera. El nuevo acuerdo sí que incluiría el derecho a defenderse de ambos bandos en caso de cualquier acontecimiento, condición que los funcionarios libaneses no apoyan por ser demasiado ambigua.