«Están entrando 130 migrantes cada hora de cada día de cada semana. Es un abuso del derecho de asilo y la Comisión Europea no está actuando», ha criticado este miércoles en el hemiciclo de Estrasburgo el eurodiputado holandés Tom Vandendriessche. De este modo, este integrante del nuevo poder de ultraderecha en los Países Bajos, ha resumido este miércoles el argumentario del ala más dura del Parlamento Europeo en un debate dedicado a la inmigración.
La Eurocámara trataba eso que la Comisión considera un «desafío» y buena parte del hemiciclo ve como un «problema«, mientras la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, recalaba en Albania en la gira balcánica que ha emprendido. Y ambos detalles, visita al primer centro exterior de internamiento de solicitantes de asilo y creciente influencia del discurso antiinmigración, han sido marco para otro anuncio de la Comisión: impulsar una «hoja de ruta de retornos» y «acelerar el ritmo de aplicación efectiva de algunos elementos del pacto migratorio».
Lo ha dicho la eurocomisaria de Igualdad e Inclusión, la maltesa Helena Dalli, al comienzo del debate. Sobre los «elementos», ante la Eurocámara ha defendido que, por efecto del pacto, los retornos han crecido en Europa un 18%, con 59.000 casos efectivos desde junio pasado. Por la colaboración de la UE con países de origen y tránsito, en la que se propone profundizar, «las llegadas han descendido un 64% en el Mediterráneo central y un 77% en los Balcanes», ha alardeado, pero sin entrar a valorar la situación en la ruta canaria y la presión en Ceuta y Melilla.
Mano dura
Hay una disposición de la Comisión Europea a lo que los socialistas llaman «melonizar la política». Hoy «solo uno de cada cinco» inmigrantes a los que se ha negado el derecho de asilo «cumplen con ese retorno». «Tenemos que hacer más», ha señalado Dalli. Y ha aplaudido como «buena práctica» la «combinación de una decisión negativa de asilo y una decisión inmediata de retorno».
De hecho, ha adelantado que la Comisión «estará explorando» algunas de las ideas que surgen sobre inmigración irregular, «incluida la de esos centros fuera de la UE…». Se desmorona el tabú político en torno a lo que el eurodiputado italiano de Los Verdes Ignazio Roberto Marino llama con otras palabras: «los lager de Meloni».
Transcurridos cinco meses de vigencia del pacto migratorio europeo, se atisban tiempos de mano más dura con los migrantes irregulares en Europa, pero no le parece suficientemente dura a un sector del Parlamento Europeo al que pertenece la parlamentaria ultra italiana de Patriotas por Europa Susanna Cerccardi, quien ha señalado a la legión de extranjeros en el alambre: «Hay un millón que merece la expulsión y que sigue en nuestro territorio (…) ¿Qué hacemos con ellos?».
A imprecaciones como esa les sale al paso la propuesta formulada este miércoles por Dalli: «Debemos crear un sistema de retornos europeo común«.
Neolengua
Este debate se planteaba en el orden del día como discusión sobre la gestión «eficaz y holística» de la inmigración. Y en ese marco han sido más las voces llamando a suspender la financiación a aquellos países que se nieguen a reacoger a sus migrantes devueltos que las que han hablado de «crueldades en el desierto» (Erik Marquard, de Los Verdes), las que recuerdan que «tras las estadísticas hay personas» (Abir Al-Sahlani, Renew) o denuncian la impiedad de los ricos: «En Europa se acoge de forma más holística a los perros que a los migrantes», ha denunciado Marino.
El debate ha recorrido también, y profusamente, el camino del eufemismo. En las intervenciones de un sector mayoritario y tecnocrático se le llama «política de retorno» a las deportaciones, y se bautiza como «hubs» a los centros de internamiento de extranjeros fuera de la Unión. De la misma forma, se denomina «reubicación forzosa» a la expulsión.
Son más refinadas las formas de definir al internamiento de extranjeros en lo que la izquierda comienza a considerar campos de concentración. «Recolocación en Albania» o «transferencia de migrantes a Albania» se le ha llamado en la sesión a la que ya es la más famosa y controvertida medida del Gobierno de Giorgia Meloni.
Como los misiles
Se han presentado también en este debate las oleadas migratorias como una estrategia de la guerra de Rusia contra Occidente. Para el diputado popular rumano Siegfried Muresan, «Rusia y Bielorrusia están manipulando, instrumentalizando la inmigración contra la seguridad europea», y «Rusia no dudará en utilizar para ello a países de Oriente Próximo y de África».
Otro de los Populares Europeos, el polaco Bartlomiej Sienkiewicz, lo ha dicho más gráficamente en el hemiciclo: «Hay que acabar con el flujo de migrantes que forma parte de esta agresión híbrida (…) Utilizar el estatuto del derecho de asilo es un arma utilizada por Moscú y Minsk. Tenemos el derecho de saber quién llega a nuestro territorio, y si no se nos proporciona esa información, debemos tener el derecho de prohibirles el acceso».
Para este eurodiputado, «la instrumentalización de los migrantes» es parte de «una forma de llevar la guerra a nuestro territorio, como los tanques y los misiles».
Españoles
Tres de las más sonadas intervenciones en el debate sobre inmigración han sido españolas. La popular Dolors Montserrat ha llevado la discusión al terreno de la política española asegurando: «El Gobierno de España no defiende a nuestras fronteras ni a los Cuerpos de Seguridad (…) La política migratoria más inhumana es la que no existe», pues «pone en peligro la seguridad de miles de inmigrantes en manos de las mafias». Y ha señalado un culpable, «el presidente Sánchez, que tarda un minuto en entregar la amnistía a un prófugo de la justicia, o que asalta a las televisiones, como ayer». En definitiva: «El verdadero efecto llamada europeo se llama Pedro Sánchez», ha sentenciado.
Pero no se ha ganado aplausos de su sector como sí ha hecho el dirigente de Vox Jorge Buxadé, con eslóganes: «Contra la inmigración ilegal, deportación; contra la inmigración masiva, deportaciones masivas». También esta voz de Vox ha arrimado el debate a España; en concreto, a la llegada de 654 paquistanís a Canarias, con esta pregunta: «¿Cuáles de esos paquistanís tienen relación con el terrorismo islámico?».
En el turno extra ha hablado el exministro socialista y expresidente de la Comisión Libe Juan Fernando López Aguilar, quien «a los obsesionados con los retornos» ha indicado que «la prioridad es la inclusión y combatir los tráficos ilícitos». «Un fantasma recorre Europa: la negación y el rechazo al fenómeno migratorio. Von der Leyen está melonizando la política europea», ha añadido.