«Hay décadas en las que no pasa nada, y hay semanas en las que pasan décadas». Esta célebre cita, atribuida a Lenin, es plenamente vigente en Siria. Después de 13 años de sangrenta guerra civil, el régimen alauí del dictador Bashar al Asad, instalado en Damasco desde hacía medio siglo, colapsó el pasado domingo como un castillo de naipes tras tan solo 10 días de ofensiva militar de los rebeldes, un amalgama de opositores que van desde los islamistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) a los kurdos.
El vacío de poder en uno de los grandes países de Oriente Próximo abre la puerta a un escenario desconocido, una incertidumbre en la que la desinformación florece. Grupos civiles sirios como los llamados Cascos Blancos han llamado a evitar la propagación «generalizada de bulos y los rumores que circulan sobre las prisiones y los detenidos». Sin embargo, eso no ha evitado que en las últimas horas, como ya es habitual ante cualquier acontecimiento histórico, las redes sociales hayan empezado a albergar todo tipo de especulaciones, contenidos descontextualizados, medias verdades o directamente mentiras cuya difusión puede responder a cuestiones ideológicas, pero también a la sed de viralidad de algunas cuentas.
La cárcel de Sednaya
Una de las muchas especulaciones que han ganado tracción en Internet explota el morbo de la tristemente célebre prisión siria de Sednaya, el «matadero humano» en el que el régimen de Al Asad perpetró todo tipo de atrocidades contra la oposición y que los rebeldes liberaron este fin de semana, encontrando los cadáveres torturados de al menos 15 civiles. El bulo indica que la instalación tendría sótanos secretos con más víctimas de las pensadas. Sin embargo, los equipos especializados de la Defensa Civil Siria –como se conoce a los Cascos Blancos– han registrado «exhaustivamente» la cárcel y no han encontrado «pruebas de la existencia» de las presuntas celdas ocultas.
En espacios como X –o Twitter– también circulan otras imprecisiones sobre Sednaya. Es el caso de un vídeo que muestra una celda y una mujer con el pie sujeto por una barra de metal. La grabación, compartida en español por una cuenta proisraelí que aprovecha para acusar de «hipocresía» a la izquierda latinoamericana, a Sumar y a Podemos, ha sido compartido casi 7.000 veces. Sin embargo, VerificaRTVE ha detectado que se trata de una celda ficticia recreada por el Museo de los Restos de la Guerra en Ho Chi Minh, Vietnam.
Bulos y dudas sobre Al Asad
Algunos usuarios, especialmente en inglés y en polaco, han compartido imágenes de un avión derrocado y en llamas asegurando que en él viajaba Al Asad. Sin embargo, AFP lo ha desmentido, informando que se trata de una aeronave accidentada en India a principios de septiembre.
El paradero del tirano sirio también ha abierto la puerta a especulaciones. El domingo, las agencias estatales rusas de noticias aseguraron que Al Asad y su familia habían sido acogidos por «razones humanitarias» en Moscú. Entonces empezó a circular en plataformas como X, TikTok o Facebook una foto del presidente depuesto y su mujer, Asma, con su homólogo ruso, Vladímir Putin. No obstante, se trata de una imagen tomada en Alepo, Siria, en febrero de 2023, según ha verificado Euronews.
Ayer, el Kremlin se opuso a confirmar públicamente si había concedido el asilo político a su aliado. «No tenemos nada que decir sobre el paradero del señor Asad por el momento», remarcó su portavoz, Dmitri Peskov, que sí sugirió que Putin lo habría autorizado personalmente. Fuentes de los rebeldes han indicado a la CNN que el presidente depuesto huyó de Damasco hacia Latakia, su localidad natal y donde Rusia tiene una base aérea, si bien se desconoce exactamente qué rumbo siguió después.
En las últimas horas, el equipo de fact-checking de AFP también ha desmentido fotos antiguas del conflicto que se están reciclando para hacerlas pasar por ataques de la aviación rusa contra los rebeldes en Idlib. Estos ejemplos de desinformación están circulando en países como Tailandia o Myanmar. La motivación que se esconde detrás de esas publicaciones es por ahora un misterio.
Suscríbete para seguir leyendo