En plena escalada de violencia en Oriente Próximo, los líderes de la Unión Europea (UE) y los países del Golfo se dieron cita por primera vez en Bruselas, en una cumbre marcada por el acercamiento de posturas con la vista puesta en fortalecer las relaciones diplomáticas, económicas y energéticas, y marcadas por la polémica presencia del príncipe saudí Mohamed Bin Salmán. En una cumbre cargada de simbolismo y prácticamente vacía de contenido, la UE y los países del Consejo de Cooperación del Golfo, Catar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Kuwait, y Omán, escenificaron un tímido acercamiento de posturas con respecto a la escalada bélica de Oriente Próximo y, algo menos contundente, en la guerra en Ucrania.
En una declaración conjunta, los líderes condenaron los ataques contra civiles y trabajadores humanitarios en Gaza, Cisjordania y Líbano e instan a las partes a que «actúen con moderación, eviten una nueva escalada y participen en los esfuerzos diplomáticos internacionales para poner fin al actual ciclo destructivo de violencia». También reiteraron la llamada a un alto el fuego. Ambas partes instaron además a buscar una solución diplomática al conflicto, que pasa por la vía de dos estados, con el reconocimiento de Palestina.
Respecto de Ucrania, los países se comprometieron a apoyar los esfuerzos para lograr una paz «justa y duradera», y condenaron también los ataques contra civiles. Sin embargo, en el comunicado no hay una condena expresa a Rusia, ni menciones a la necesidad de luchar contra los mecanismos para eludir las sanciones. Es un asunto en el que fuentes comunitarias rebajaban las expectativas: «No somos ingenuos, no esperamos que adopten nuestra posición de un día para otro, pero creemos que es importante comprometernos con ellos».
El comunicado ahonda además en la cooperación en materia de seguridad, energía o economía, que ambas partes aspiran a reforzar. Los países del Golfo y la UE mantienen el compromiso de continuar negociaciones para un acuerdo de comercio e inversiones que se alargan ya desde hace más de 30 años. Para varios diplomáticos la cita era una oportunidad de profundizar en las relaciones con un grupo de países con un peso económico y político importante en la región.
Críticas al encuentro
«Buscar lazos más estrechos con algunos gobiernos del Golfo mientras se intensifica su represión y persisten graves violaciones de los derechos laborales es lo contrario de lo que debería hacer la UE», afirmó Claudio Francavilla, director asociado para la UE de Human Rights Watch en un comunicado. «Los líderes de la UE deberían dejar claro que la liberación de los críticos y el progreso en materia de derechos humanos son vitales para las relaciones bilaterales», añadió.
En 12 páginas de comunicado conjunto hay hasta cinco referencias al compromiso en el respeto a los derechos humanos, firmado por seis países donde la represión y las violaciones de esos mismos derechos humanos son la norma. También varias fuentes diplomáticas rebajaban aquí las expectativas y la profundidad de la discusión. La presencia de Bin Salmán era la confirmación.