Una larga cola de personas avanza lentamente, muy lentamente entre la destrucción. A ambos bandos de su camino, no queda absolutamente nada. Sólo restos de hogares, coches y vidas que ya no son. El amplio pasillo por el que desfilan era antes una vibrante calle que ha sido aplastada hasta aplanarse para su huida. Con las manos en alto, mujeres, hombres, niños y mayores abandonan el asediado norte de Gaza a pie. Para garantizar su marcha, los tanques y soldados israelíes custodian su enésimo éxodo tras tres semanas de agresiva ofensiva militar que han dejado 770 palestinos muertos en esta zona del enclave palestino. Algunos de los hombres son apartados de la fila y llevados a un lugar desconocido. A sus familiares no se les permite preguntar a dónde van.
«Hay más de 770 muertos desde el comienzo de la operación militar y todavía hay muertos bajo los escombros y en las calles», ha denunciado a AFP el portavoz de la Defensa Civil de Gaza, Mahmud Basal, este jueves. Un millar de personas han resultado heridas. Tras describir los repetidos ataques contra la población gazatí de esta zona y los sufridos por sus equipos, Basal ha tenido que comunicar otra trágica noticia. «Como resultado, declaramos que las operaciones de defensa civil en el norte de la Franja de Gaza se han detenido por completo, dejando estas áreas sin servicios médicos de emergencia o rescate; esto pone en peligro la vida de miles de familias que aún residen en sus hogares, a pesar de los intentos de la ocupación [Israel] de vaciar por la fuerza los refugios«, ha lamentado.
El pasado 6 de octubre el Ejército israelí dio inicio a una renovada ofensiva militar en el norte del enclave. Según sus propias declaraciones, el objetivo de los ataques ha sido Hamás, que estaría reconstituyendo sus fuerzas allí. Pero también en esa zona quedan 400.000 palestinos que se resisten, o no pueden, abandonar sus casas tras un año de guerra contra toda Gaza, que ha matado a 42.847 personas, la mayoría civiles. Durante estas tres semanas, las tropas hebreas han multiplicado su habitual violencia contra la población palestina a través de bombardeos y fuego de artillería. Los ataques se han cebado con puntos de recogida de ayuda humanitaria, refugios para desplazados u hospitales. La semana pasada, las fuerzas israelíes bombardearon el hospital al Awda en Jabalia y también dispararon con fuego de artillería contra los hospitales Kamal Adwan e Indonesio de Beit Lahiya.
Querer «vaciar» Gaza
Las imágenes que llegan de la Franja –donde Israel no permite la entrada de la prensa internacional desde hace más de un año– muestran un panorama desolador. Algunos de los supervivientes evacúan la zona bajo la vigilancia constante de las tropas israelíes y el riesgo de ser detenidos por ellas. Además, desde principios de octubre, apenas ha entrado ayuda humanitaria en el norte del enclave, avivando las acusaciones de limpieza étnica. Por su parte, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, ha acusado a Israel de querer «vaciar» Gaza, mientras que Naciones Unidas ha denunciado que «el Ejército israelí ha tomado medidas que hacen imposible la vida a los palestinos en el norte de Gaza».
Esta misma semana la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha confesado estar «cada vez más preocupada por la manera en que conduce las hostilidades en el norte de Gaza, junto con la interferencia ilícita en la asistencia humanitaria y las órdenes que conducen a desplazamientos forzados«. «Pueden estar causando la destrucción de la población palestina en la gobernación más septentrional de Gaza a causa de la muerte y el desplazamiento», ha añadido. Este jueves Estados Unidos y Qatar han anunciado la reanudación de las negociaciones sobre un alto el fuego en Gaza, durante la visita del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a Doha. Blinken ha dicho que los mediadores están explorando nuevas opciones después de meses de fracaso en sellar un plan liderado por Estados Unidos.