Fuertes vientos cálidos amenazaban este martes con reavivar e intensificar los grandes incendios que han devastado las colinas y suburbios de Los Ángeles con saldo de al menos 24 muertos y serios daños para la segunda ciudad más grande de Estados Unidos. Las autoridades también temen que las inclemencias provoquen nuevos focos. «Las próximas 24 horas son todavía muy peligrosas por lo que vamos a mantenernos muy vigilantes. Por este motivo no hemos reducido el personal (dedicado a las labores de extinción)», señaló el sheriff del condado de Los Ángeles, Robert Luna.
Una semana después del inicio de los incendios que se expandieron sin control, las previsiones anuncian que pueden volver los vientos cálidos «particularmente peligrosos» de Santa Ana con más de 120 kilómetros por hora. «Esté atento a su entorno. Esté listo para evacuar. Evite cualquier cosa que pueda provocar un incendio», advirtió el Servicio Meteorológico Nacional estadounidense (NWS).
Parte del condado de Los Ángeles y gran parte del vecino Ventura están en una «situación particularmente peligrosa», según el NWS, tal como se había alertado antes de que estallaran los incendios mortales de la semana pasada.
Las autoridades insistieron en que están preparadas para la eventualidad. «He posicionado estratégicamente equipos de bomberos y grupos de tareas que están abocados a responder rápidamente ante cualquier nuevo incendio que se desate», declaró a la prensa la jefa de bomberos de Los Ángeles, Kristin Crowley.
El alerta llega después de que se hayan calcinado 9.700 hectáreas de la lujosa localidad de Pacific Palisades y casi 5.700 hectáreas de la ciudad de Altadena.
Los vientos de Santa Ana son característicos de los otoños y los inviernos en California. Pero este año adquirieron una intensidad que no se había visto desde 2011, con ráfagas de hasta 160 kilómetros por hora la semana pasada.
«Simplemente una guerra»
Unos pocos miles de personas han sido ya autorizados a regresar a sus hogares, pero unas 88.000 permaneces bajo órdenes de evacuación, junto con otras 84.000 que tienen avisos de posible evacuación. «Mi casa ha desaparecido, lo sé. He visto fotos y todo lo que queda es la chimenea. Pero necesito constatarlo con mis propios ojos para creerlo», declaró Fred Busche a la AFP.
Por su parte, Jeff Ridgway contó cómo se negó a abandonar el complejo de apartamentos que administra y luchó contra las llamas cargando y lanzando baldes de agua de la piscina del condominio. «Fue simplemente una guerra».
«Una cosa es verlo por televisión y otra verlo desde el aire. La masiva, masiva destrucción es inimaginable hasta que la ves», destacó la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, en una rueda de prensa.
Los equipos de búsqueda que utilizan perros rastreadores de cadáveres han estado recorriendo entre los escombros durante días. Se trata de una tarea «muy dura», según el sheriff Luna. «Todos los días que hacemos esto, nos encontramos con los restos de miembros de la comunidad», lamentó.
El gobernador de California, Gavin Newsom, ha avisado de que la actual crisis de incendios podría ser el desastre natural más devastador en la historia de EEUU. Sí son ya son los fuegos más costosos en términos de pérdidas aseguradas. La estimación preliminar de la empresa de pronósticos privada AccuWeather es que los daños totales oscilarían entre los 135.000 y 150.000 millones de dólares, una cifra inferior a la de los 225.000 millones de dólares estimados en pérdidas por el huracán Katrina en Nueva Orleans en 2005.