Uno de los grandes elefantes en la habitación fue, desde el principio, la reciente orden de arresto por crímenes de guerra de la Corte Penal Internacional (CPI) contra el primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu. Varios países del G7, reunidos en Italia en una cumbre de ministros de Asuntos Exteriores, habían llegado al encuentro titubeantes respecto a su postura sobre el tema. Finalmente, el grupo optó por un rocambolesco ejercicio lingüístico al afirmar que cada país respetará «sus obligaciones» internacionales, pero sin aclarar si esto conllevará ejecutar la detención en caso de que el israelí viaje a sus países.
«En el ejercicio de su derecho a la defensa, Israel debe, en todo caso, respetar plenamente las obligaciones del derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario», escribieron en la declaración final de la cumbre. «Reiteramos nuestro compromiso con dicho derecho y respetaremos nuestras obligaciones. Subrayamos que no puede haber equivalencia alguna entre el grupo terrorista Hamás y el Estado de Israel», añadieron.
Antonio Tajani, ministro de Exteriores italiano y anfitrión de la reunión, diluyó aún más el contenido del texto en la rueda de prensa final. Preguntado en cuatro ocasiones sobre el ambiguo mensaje del párrafo del documento final, evitó dar una respuesta clara. «Nosotros respetaremos lo que dice el derecho. Pero hay que entender exactamente si estas decisiones aplican también a los jefes de Estado y de Gobierno, pues existen muchas dudas jurídicas… Además, Israel no es un país signatario [del Estatuto de Roma, que estableció el CPI], y Netanyahu nunca viajará a un país donde pueda ser arrestado«, afirmó el político italiano.
Sin respuestas claras
«¿Y si viaja a un país signatario, sería arrestado?», le insistieron entonces. «Lo he dicho: hay que entender cuáles serían nuestras obligaciones. ¿Se puede arrestar a un jefe de Gobierno? No es realista […] Solo ocurrió con Serbia, pero fueron los propios serbios quienes entregaron a [el expresidente serbio, Slobodan] Milosevic al Tribunal [Penal Internacional para la antigua Yugoslavia]. […] ¿Hay inmunidad o no hay inmunidad? Esa es la primera pregunta que tiene que encontrar una respuesta», continuó Tajani, visiblemente nervioso.
Una postura bastante distinta fue la de París. Francia «aplicará rigurosamente […] las obligaciones que le corresponden» en términos de derecho internacional, dijo este mismo martes desde París el primer ministro galo, Michel Barnier. La CPI «actúa de forma independiente (…) no nos corresponde comentar esta decisión», añadió.
Josep Borrell, jefe saliente de la diplomacia europea, presente en la reunión, fue aún más contundente. «No se puede aplaudir cuando la CPI va contra (el presidente ruso, Vladímir) Putin y permanecer en silencio cuando va contra Netanyahu», afirmó el español, repitiendo lo que ha venido diciendo en estos días. Ese es «el típico ejemplo de doble rasero por el cual somos tan criticados», se quejó Borrell. En cambio, EEUU, país que tampoco ha firmado el Estatuto de Roma, mantuvo el silencio sobre el asunto.
Líbano
Un asunto menos espinoso fue el asunto del altoeal fuego entre Israel y Líbano. Mientras a kilómetros de distancia, los negociadores ultimaban los detalles del acuerdo, los Siete también subrayaban la necesidad de una tregua «inmediata» y reiteraban su «apoyo al pueblo y a la soberanía» de Líbano, de acuerdo con su declaración conjunta.
En cuanto al apartado de Gaza y Cisjordania, en cambio, el grupo se manifestó también a favor de un alto el fuego, aunque sin entrar en los detalles de una posible solución. Sobre Gaza, instaron «al gobierno israelí a cumplir con sus obligaciones internacionales y a asumir su responsabilidad en facilitar una asistencia humanitaria completa, rápida, segura y sin obstáculos». Y expresaron «preocupación» por «el progresivo deterioro de la situación de seguridad en Cisjordania».
Rotunda, en cambio, fue una vez más la condena a Rusia por la guerra que mantiene en Ucrania. En este contexto, el G7 también condenó el reciente despliegue de fuerzas norcoreanas en territorio ucraniano y expresó su intención de adoptar «acciones firmes» contra «los actores que ayudan a Rusia a eludir nuestras sanciones», entre otros.