Llega la Navidad y París deja de ser la única “ciudad de la luz” en Francia por unos días. Las calles se llenan de luces, del tradicional árbol pero también de mercados navideños que inundan las principales plazas de las grandes ciudades del país .
La tradición de los mercados navideños en Francia se remonta a 1570, concretamente en Estrasburgo, en la región de Alsacia, donde cada año millones de personas visitan las diferentes ciudades de la zona, como Colmar o Mulhouse, para disfrutar de la magia de estas fiestas.
Más allá de las decoraciones, los villancicos y puestos de comida, los mercadillos de Navidad esconden una histórica y revolucionaria protesta. En 1570 el protestantismo de la zona luchaba contra las tradiciones católicas, y bajo la influencia de los predicadores protestantes, se prohibieron en Estrasburgo los mercados dedicados a santos, como el de San Nicolás, para crear el mercado del Niño Jesús.
Se cree que el mercado de Estrasburgo es el primero en Francia y, aunque con los años ha ido evolucionando y creciendo, ya no solo ocupa la plaza Kébar, sino gran parte del casco antiguo, sigue manteniendo la misma esencia: más de 300 pequeñas cabañas de madera, donde venden comida, productos navideños y artesanos. El más peculiar es el del barrio Petite France, donde los protagonistas son los productos de economía social, solidaria y respetuosa con el medio ambiente.
Desde entonces, los mercadillos han ido invadiendo más ciudades, desde las más cercanas, como Colmar o Mulhouse, hasta llegar a París, Lille, o Toulouse. La ruta navideña por excelencia en estas fechas es la de Alsacia, aunque no solo es Navidad ahí.
De Montbéliard a Lille
Considerado por los visitantes como el mejor mercado navideño de Francia, y quizás uno de los más desconocidos por los extranjeros, el mercado de Navidad de Montbéliard es una de las principales joyas navideñas de Europa.
Se encuentra cerca de la frontera con Suiza y al sur de Alsacia, formando parte de la ruta de mercados navideños de la región. Esta pequeña ciudad medieval llena de encanto acoge cada año el mercado de Lumières de Noël, que simula una aldea de cabañas de madera con ropa artesana típica para aguantar el frío invierno, comida e incluso actividades para los más pequeños.
Aunque no es uno de los mercadillos más famosos, a medio camino entre París y Bélgica, cada diciembre la plaza de Rihour de Lille se llena de casi cien casetas de madera llenas de productos artesanales franceses que recorren varias calles hasta llegar a la Grand Place, donde un gran árbol de Navidad y una noria te reciben iluminando todo el centro de la ciudad.
En sus casetas, los visitantes podrán degustar la tradicional ‘baguette de raclette’, crepes o los menos típicos ‘bretzels’ que inundan todos los mercadillos de la zona. Además, el mercado es uno de los que acaban más tarde, el 29 de diciembre.
Pero no es solo el mercadillo. También se puede visitar su imponente catedral Notre-Dame-de-la-Treille, donde se llevan a cabo conciertos navideños con su coro, y a una hora y media de allí se encuentra Brujas, una pequeña localidad belga, donde también la Navidad inunda sus calles.
Toulouse y París
La plaza del Capitole de Toulouse se transforma en un pueblo navideño, como si del Polo Norte se tratase. Millones de luces iluminan las calles principales de la ciudad, donde los visitantes podrán disfrutar de puestos de comida, tanto dulce como salada, y deleitarse de la mejor artesanía de la zona, en el mercado de creadores, que aprovecha estas fechas para mostrar sus mejores productos.
El olor a vino caliente, queso fundido y chocolate se entremezclan con el del plato típico en estas fechas de Toulouse: el ‘aligot’ del Aveyron.
París en Navidad es todo un sueño. Los Campos Elíseos están decorados con millones de luces de colores, desde su inicio hasta su final, llegando a la Plaza de la Concordia, donde este año tiene continuidad el mercado de Navidad que desde hace años se encuentra instalado en los jardines de las Tullerías, frente al Museo del Louvre.
Decenas de casetas acogen todo tipo de productos y comida, actuaciones en vivo, y atracciones para grandes y pequeños bajo una enorme noria que puede verse desde Montmartre. Un mercadillo perfecto que separa el lado izquierdo del derecho de París y que se encuentra en una de las avenidas más importantes de la capital.
Imposible no hacer parada en este mercado, tras un día de compras navideñas por Place Vendome, Madeleine o Rue Rivoli, para tomar un buen vino caliente y un buen plato de queso ‘raclette’.
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