Emmanuel Macron “promete un nombre de aquí al jueves”, afirman desde el Palacio de Matignon, mientras Francia vuelve a desesperarse ante la incertidumbre política que se alarga en el tiempo.
Desde el pasado viernes, el presidente mantiene su ronda de consultas, y por el Palacio del Elíseo han pasado todas las agrupaciones políticas a excepción de La Francia Insumisa y Agrupamiento Nacional, de Marine Le Pen. El presidente tiene claras sus condiciones: el gobierno no puede ser insumiso ni lepenista, mientras que el resto de partidos políticos también han expresado sus líneas rojas.
El líder de la derecha tradicional, Los Republicanos, sentencia que su partido “votará una moción de censura si el gobierno incluye a miembros de LFI o un programa del Nuevo Frente Popular”. Los socialistas insisten que el primer ministro debe ser de izquierdas, y el Gobierno debe comprometerse a no aplicar el artículo 49.3, que le permite aprobar leyes y presupuestos.
Un ultimátum que se extiende y censura al favorito, hasta el momento, para primer ministro: François Bayrou. El presidente de los socialistas, Olivier Faure, sentenció este miércoles que “no puede ser François Bayrou”, puesto que “no es la elección correcta”. Un tira y afloja que alarga en el tiempo las negociaciones.
Emmanuel Macron de nuevo opta por la estrategia de debilitar la unión de izquierdas mediante las negociaciones, y parece ser que esta vez podría salirle bien. El encuentro entre socialistas y el presidente no sentó nada bien a La Francia Insumisa, quien tachó de “traición” una posible negociación entre ambos. “¿Un gobierno de interés general de Olivier Faure a Bruno Retailleu (ministro del interior)? ¿Cómo podemos defender el programa del Nuevo Frente Popular y participar en este equipo? ¿Estáis locos?”, afirmó el coordinador de La Francia Insumisa, Manuel Bompard.
La posible implosión del Nuevo Frente Popular, la unión de izquierdas creada para hacer frente a la extrema derecha en las pasadas elecciones legislativas, podría ayudar al campo presidencial a la hora de formar un nuevo frente de centro contra los extremos. Precisamente hace unos días, el ex primer ministro, Gabriel Attal, ya mostró su interés en crear un pacto de “no agresión” entre socialistas y centroderecha para “devolver a los franceses la política de centro”.
Ante los reproches de Jean-Luc Melénchon al líder socialista por reunirse con Macron, Faure responde: “No he abandonado al Nuevo Frente Popular y no quiero hacerlo (…) Espero que los franceses sean escuchados, que la crisis política dure poco. Voté a favor de la censura y no me arrepiento”. De la misma manera, François Hollande también ha querido mostrar un perfil menos combativo, aunque se reafirma en su decisión de votar por la moción censura del gobierno de Barnier: “La censura se refería tanto a las condiciones del nombramiento de Michel Barnier, un hombre eminentemente respetable, pero que hizo depender su gobierno de la Agrupación Nacional, y porque los presupuestos no eran aceptable”.
La ruptura del Nuevo Frente Popular puede ser cuestión de días si parte de la izquierda decide arrinconar a La Francia Insumisa y pactar con el macronismo. La líder ecologista, Marine Tondelier, también es partidaria de llegar a un acuerdo para sacar al país del bloqueo, pero el fusible que hace saltar las negociaciones es el candidato perfecto a primer ministro.
Para Macron, François Bayrou podría ser la perla rara en este caos político, pero para la izquierda, el líder del partido de centroderecha MoDem, no genera simpatías. “La hipótesis de François Bayrou en Matignon es censura”, afirmó el insumiso Bompart.
Un primer ministro en 48h
No es la primera vez que su nombre aparece entre los candidatos a primer ministro, pero desde hace días suena más fuerte que nunca, especialmente tras acudir como invitado a la ceremonia de inauguración de Notre Dame junto a decenas de jefes de Estado.
François Bayrou dice estar preparado para ayudar: “No podemos seguir así, si puedo ayudarnos a salir de todo esto, lo haré”. Su perfil cumple muchos de los requisitos que solicita el presidente para ocupar el puesto: sus ideas moderadas que le permitirían discutir tanto con la derecha como la izquierda, y su fiel apoyo a Macron.
En 2017, el fundador de MoDem mostró su respaldo a Macron con una coalición que le ayudó a llegar al poder. Este gesto no pasó desapercibido por el presidente, quien le otorgó el puesto de ministro de Justicia, aunque Bayrou renunció tras una polémica sobre el uso indebido de fondos públicos en su partido.
Bayrou también ha intentado lanzarse a la carrera hacia elElíseo. Se ha presentado como candidato en tres elecciones presidenciales, en 2002, 2007 y 2012, y su mejor resultado fue en 2007 con el 18,6% de los votos en la primera vuelta. Sin embargo, ahora su perfil como primer ministro, enfría las negociaciones entre la izquierda y el macronismo.
Mientras tanto… Marine Le Pen
Marine Le Pen se ha mostrado discreta en sus últimas apariciones públicas, a pesar de que la líder de Agrupación Nacional ha ido ganando poder en los últimos meses hasta obligar al gobierno de Macron a negociar con su partido.
Al igual que La Francia Insumisa, su perfil incomoda. De ahí que ni uno ni otro hayan sido llamados a consultas en el Palacio del Elíseo. “No estoy triste por no haber sido invitada. Como no quería participar en el gobierno de Emmanuel Macron, no tenía nada que hacer”, afirmó la líder para luego lamentar: «No se reunieron para saber cómo resolver los problemas de los franceses, sino cómo conservar su lugar y cómo conservarlo el mayor tiempo posible».
Hace una semana, su apoyo a la moción de censura presentada por la izquierda hizo caer al gobierno de Barnier, quien hasta el último momento mantuvo conversaciones telefónicas con Le Pen para ceder a sus exigencias.
Unos movimientos, hasta hace no mucho, impensables en la política francesa. Pero hoy, para algunos, Marine Le Pen ya gobierna en la sombra. De ahí, que el campo presidencial insista en sus actuales negociaciones en devolver la política francesa al centro, para romper con los extremos y evitar en un futuro próximo tener que negociar de nuevo con Le Pen. Aunque los deseos no siempre se acercan a la realidad, Agrupación Nacional es el partido con más peso en la Asamblea Nacional, con 125 diputados.