Miles de personas se manifestaron este sábado en varias ciudades de Francia para pedir una nueva ley contra la violencia machista que incluya la noción del consentimiento, puesta de actualidad por Gisèle Pelicot, violada en estado de inconsciencia por al menos 51 acusados, incluido su exmarido.
Cuando este mediático juicio entra en su recta final -la próxima semana se esperan los últimos alegatos antes de la sentencia del 20 de diciembre-, más de 400 asociaciones adelantaron dos días el Día Mundial para Eliminación de la Violencia contra la Mujer y convocaron protestas en numerosas ciudades galas.
La de París fue la más multitudinaria. En ella, denunciaron que en Francia hay una violación cada seis minutos; que solo el 0,5 % de las mismas desembocan en una condena; y que hay un feminicidio cada tres días.
Además, las asociaciones se quejaron de la falta de medios económicos para atajar la violencia machista en Francia y demandaron una ley integral inspirada en la que tiene España, que cuenta, por ejemplo, con juzgados especializados en la violencia contra la mujer.
La importancia del consentimiento
También la noción de consentimiento sexual fue uno de los estandartes de las marchas. La activista Sophie Truchot, una de las fundadores de ‘Why the féminisme’ (¿por qué el feminismo?’), aseguró al canal BFMTV que el proceso contra las 51 acusados de violar a Gisèle Pelicot ha mostrado la necesidad de encuadrar legalmente el consentimiento.
«Uno de los pretextos usados por los acusados era decir que no sabían si la señora Pelicot consentía. Es un argumento bastante débil, vistas las pruebas, pero muestra cómo es importante introducirlo en la ley«, manifestó Truchot.
Una misión parlamentaria de la Asamblea Nacional francesa trabaja hasta finales de año para una introducir el consentimiento dentro de la definición penal de la violación que, hasta ahora, incluye todo acto de «violencia, presión, amenaza o sorpresa» sin mencionar explícitamente el consentimiento.
Sin embargo, un cambio del actual marco legal divide a juristas, asociaciones feministas, parlamentarios y magistrados. El ministro de Justicia de Francia, Didier Migaud, ha dicho estar favorable a una introducción del consentimiento.
Esta noción ha pasado a estar a la orden del día desde que el pasado septiembre comenzase el juicio sobre las violaciones a Gisèle Pelicot que celebra sus últimas vistas en Aviñón (sur de Francia).
Violaciones contínuas
Los hechos que se juzgan ocurrieron entre 2011 y 2020, periodo en el que esta mujer fue drogada con grandes dosis de ansiolíticos administrados por su entonces marido, Dominique, sin que ella lo supiese y que la postraban en un estado de inconsciencia que la impedía recordar lo sucedido.
Desde la localidad de Mazán en la que residían, su marido entraba entonces en contacto con otros hombres en una plataforma en línea dedicada a los encuentros sexuales y los invitaba a su domicilio para violar a Gisèle.
Dominique Pelicot grababa y tomaba fotografías de esas violaciones, documentos que se han convertido en los principales elementos de prueba de la acusación.
Durante los casi tres meses de proceso, que Gisèle pidió expresamente que se celebrase públicamente y al que se acreditaron 165 medios, hubo emotivas declaraciones de los tres hijos de los Pelicot y de la propia víctima, quien aseguró esta misma semana que «la cicatriz nunca se cerrará».
«He perdido diez años de mi vida que nunca recuperaré», subrayó Gisèle, que recordó que ahora tiene 72.