La muy cercana relación entre Giorgia Meloni y el multimillonario Elon Musk genera cada día más mayor preocupación. De esta forma puede resumirse la tormenta que se ha desatado en Italia, con ecos en la Unión Europea (UE), el anuncio de la primera ministra italiana de que su Gobierno se encuentra en negociaciones para el uso de tecnología de la compañía espacial Space X, propiedad de Musk, para sistemas de comunicaciones sensibles del país. Lo que ha enfurecido a la oposición italiana. Pero también preocupa en Bruselas.
Después de meses de especulaciones sobre la posibilidad, la noticia fue confirmada el lunes tras un encuentro relámpago de la italiana en Mar-a-Lago con Donald Trump. El encuentro se celebró el sábado sin anuncio previo y poco se informó de la conversación entre los dos (aunque allí Trump habría felicitado con grandes loas a Meloni), lo que desató todo tipo de reconstrucciones. La más relevante: la información, difundida por Bloomberg, de que Meloni y Musk (hoy uno de los más cercanos al presidente electo de Estados Unidos) estarían negociando un contrato de cinco años para usar los satélites Starlink y la infraestructura de Space X para sistemas de encriptación y comunicación para las fuerzas militares italianas en el Mediterráneo y también en caso de atentados o desastres naturales.
El propio Musk y su referente en Italia, Andrea Stroppa, confirmaron su interés después de que también se filtrara que los servicios secretos y el Ministerio de Defensa italiano ya habrían aprobado el acuerdo. «¡Estamos listos para proporcionar a Italia las conexiones más seguras y avanzadas», escribió Musk en la red social X. En otro mensaje en internet, Stroppa —recientemente involucrado en un caso de corrupción en Italia— añadió que, en su opinión, el sistema de Musk estaría operativo en unos pocos meses, en lugar de los ocho a diez años que tomaría a los competidores.
Tormenta política
La confirmación de Meloni llegó poco después. «Las interacciones con Space X se enmarcan dentro de las habituales discusiones que los aparatos del Estado (italiano) mantienen con las empresas, en este caso con aquellas que se ocupan de comunicaciones seguras de datos cifrados«, informó el Gobierno a través de una nota escrita. Sin embargo, «la Presidencia del Consejo (de Ministros de Italia) desmiente que se hayan firmado contratos o alcanzado acuerdos entre el Gobierno y la empresa Space X para el uso del sistema de comunicaciones satelitales Starlink«, precisaba el comunicado, donde también se rechazaba que el asunto fuera tema de conversación en la reunión con Trump.
Desde entonces, la tempestad no ha amainado. Políticos de los dos principales partidos de la oposición italiana, el Partido Democrático (PD) y el Movimiento 5 Estrellas (M5S), han criticado con vehemencia el posible acuerdo. «Estamos ante noticias inquietantes, y es necesario que el Gobierno acuda cuanto antes al Parlamento para aclarar las decisiones que se están tomando respecto a temas tan delicados», consideraron los parlamentarios del PD, al criticar asimismo un pacto con una empresa «cuyas prestaciones son inferiores a los objetivos europeos fijados para 2030» y que pondría en jaque «la seguridad nacional y la soberanía digital de los datos». «¿Los ‘patriotas’ en el Gobierno están poniendo nuestra seguridad nacional en manos de Musk por la módica suma de 1.500 millones de fondos públicos?», se quejó, por su parte, Giuseppe Conte, el líder del M5S.
Desde Bruselas también se ha encendido la alarma. El portavoz de la Comisión Europea, Thomas Regnier, afirmó que Bruselas no había recibido ninguna información por parte de las autoridades italianas, mientras que Alexandra Geese, miembro del Parlamento Europeo por los Verdes Alemanes, dijo en la red BlueSky que el acuerdo «entrega las comunicaciones gubernamentales, de defensa y militares de Italia a un protofascista impredecible…». «¡La seguridad europea está en juego!», opinó Geese.
Iris 2
Por su parte, Matthew Hodgson, cofundador de Matrix, un protocolo de comunicaciones seguras utilizado por la Marina de EEUU y algunos gobiernos europeos, comentó en una entrevista que si Italia depende demasiado de Space X podría encontrarse en una situación en la que no pueda «comunicarse con nadie» si los servicios de Musk fallan o son retirados. «(Es) terriblemente posible, fácilmente los italianos podrían enfrentar (esa situación),» advirtió Hodgson.
El contexto de ello es también que la propia Comisión Europea (CE) ha invertido recientemente en un proyecto satelital de unos varios miles de millones de euros, financiados en aproximadamente dos tercios por instituciones europeas, para la gestión y ampliación del sistema IRIS², que se está llevando adelante con algunas de las empresas espaciales más importantes en Europa. Y uno de los objetivos de la iniciativa europea es precisamente prescindir de los 7.000 satélites para ofrecer internet a privados y gobiernos (también para fines militares) instalados en estos años por Musk.