Argentina se sumó a los 187 países que rechazaron en la ONU las sanciones económicas de Estados Unido contra Cuba. Javier Milei montó en cólera y destituyó a su ministra de Exteriores, Diana Mondino, tan ultraderechista como el presidente. El vocero del anarco capitalista, Manuel Adorni, informó que el nuevo canciller es el veterinario y extitular del Comité Olímpico argentino, Gerardo Werthein, cuya familia es dueña de uno de los principales grupos económicos de este país, con incidencia en los medios de comunicación y la actividad agropecuaria. Werthein se desempeñaba desde el 10 de diciembre como embajador en Estados Unidos.
«Nuestro país se opone categóricamente a la dictadura cubana y se mantendrá firme en la promoción de una política exterior que condene a todos los regímenes que perpetuan la violación de los derechos humanos y las libertades individuales», explicó la oficina del Gobierno.
Argentina, se añade en el mensaje, «atraviesa un período de cambios profundos y esta nueva etapa exige que nuestro cuerpo diplomático refleje en cada decisión los valores de libertad, soberanía y derechos individuales que caracterizan a las democracias occidentales».
Mondino, de 66 años, pertenece a una familia de banqueros y venía teniendo roces con la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Cada explosión retórica de Milei, ya sea con Luiz Inacio Lula da Silva, Gustavo Petro y el jefe de Gobierno de España, Pedro Sánchez, la obligaban a evitar un deterioro mayor de los vínculos.
Su salida es coincidente con el anuncio de una purga en el cuerpo diplomático. Se iniciará una «auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad».
La ministra saliente deja un historial de controversias por sus posiciones públicas. En una entrevista con el medio británico The Telegraph, y al ser consultada acerca de la controversia argentino-británica alrededor de las Malvinas, que provocó una guerra en 1982, dijo respetar «el derecho de autodeterminación de los isleños».
Meses atrás fue objeto de críticas por considerar que fisonómicamente «los chinos son todos iguales». Esa, explicó, fue la razón por la cual no se pudo determinar si había personal militar en la base espacial que Pekín tiene en la provincia patagónica de Neuquén.