El Ejército ucraniano lanzó este miércoles un ataque contra territorio ruso con Storm Shadows, los misiles de crucero británicos que pueden llegar a alcanzar objetivos a 250 kilómetros. Tras obtener luz verde al uso de armamento de largo alcance fuera de las fronteras ucranianas, este tipo de misiles son la última incorporación al arsenal del Ejército ucraniano. Este ataque sería el segundo que Ucrania lleva a cabo con misiles de largo alcance en los 1.000 días desde el inicio del conflicto, precedido por el lanzamiento de los misiles estadounidenses ATACMS este martes.
Los ataques fueron reportados por corresponsales de guerra rusos en Telegram y confirmados por funcionarios bajo anonimato, según las informaciones de EFE. Además, el canal prorruso ‘Two Majors’ en Telegram afirmó que Ucrania había lanzado hasta 12 misiles contra la región de Kursk y publicó imágenes de fragmentos con el nombre Storm Shadow claramente visible.
El Kremlin considera que la autorización al uso de armas de largo alcance demuestra que los países occidentales desean una «escalada» del conflicto, tal como sostuvo el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov. Además, como respuesta ante esta nueva medida, el presidente ruso, Vladimir Putin, firmó el martes un decreto que amplía las circunstancias en que su país podría recurrir al uso de armas nucleares.
Fabricación anglo-francesa
Los Storm Shadow son misiles de crucero de fabricación anglo-francesa con un alcance máximo de aproximadamente 250 kilómetros. Cada misil pesa 1.300 kilómetros, tiene una longitud de 5,1 metros y se lanza desde aviones de combate como los Tornado, Eurofighter Typhoon, Mirage 2000 o Rafale. Tras lanzarlos, los misiles alcanzan una velocidad cercana a la del sonido, siguen el contorno del terreno antes de identificar el objetivo y después descienden para detonar su ojiva en dos fases: primero abren un agujero y luego detonan los explosivos.
Actualmente, los misiles son producidos por el consorcio europeo de fabricación de misiles MBDA, aunque fueron desarrollados por la compañía francesa Matra y British Aerospace en la década de los noventa. Según MBDA, este tipo de arma está “diseñada para satisfacer los exigentes requisitos de los ataques planificados de antemano contra objetivos fijos o estacionarios de gran valor”, como centros de mando, sistemas de control y comunicaciones, bases aéreas, instalaciones portuarias, plantas de energía, depósitos de municiones, buques en superficie, submarinos en puerto, puentes y otras infraestructuras clave.
Capaz de operar bajo condiciones extremas, este misil ya había sido utilizado por las fuerzas ucranianas dentro de sus propias fronteras. Asimismo, el ejército británico y el francés lo han empleado como arma de largo alcance en conflictos como los del Golfo, Irak y Libia.