La crisis desatada en Georgia por unas elecciones bajo sospecha de fraude no ha frenado el ansia del primer ministro húngaro, Víktor Orbán, por exhibir su apoyo a otro gobierno prorruso, en este caso el de Tiflis. El líder ultranacionalista llegó este lunes a la capital georgiana coincidiendo con las primeras marchas de protesta de la oposición, que acusa de fraude al gubernamental partido Sueño Georgiano, y mientras Bruselas insta a atender las denuncias de irregularidades registradas en los comicios.
Se trata de una visita bilateral, se apresuraron a matizar fuentes comunitarias. Pero era inevitable recordar el precedente marcado por el propio Orbán, el más poderoso aliado del Kremlin dentro de la UE, al iniciarse el actual semestre húngaro de presidencia del Consejo Europeo. Primero visitó al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, luego siguió por su cuenta y riesgo hacia Moscú para reunirse con Vladímir Putin, a continuación estuvo en China donde fue recibido por Xi Jinping y remató la jugada con un encuentro con Donald Trump en Estados Unidos.
La visita a Tiflis se produce una semana antes de la cumbre de la UE en Budapest, punto crucial del semestre húngaro de presidencia de turno. Fuentes del Gobierno georgiano calificaron de antemano el viaje de Orbán como de «apoyo» a Sueño Georgiano y al primer ministro, Irakli Kobajidze, que se ha proclamado vencedor de los comicios. La oposición no reconoce esa victoria, como tampoco lo ha hecho la presidenta del país, Salomé Zurabishvili, prooccidental y enfrentada al Gobierno. En declaraciones a la agencia AFP, la presidenta atribuye la victoria del partido gubernamental a un «sofisticado fraude» aplicado con «metología rusa». La misión de observación electoral de la OSCE ha denunciado coacciones a los votantes y un contexto de alta polarización. Desde la Comisión Europea (CE) se asegura que ha habido intervencionismo y desinformación rusa «sin precedentes», mientras que la OTAN ha instado a investigar esos casos.
Estupor comunitario
Orbán se avanzó a la presentación de los escrutinios oficiales y felicitó desde su cuenta en redes sociales el mismo sábado a Kobadidze por su «aplastante victoria» electoral.
Los toques de atención desde Bruselas se han extendido en medio de las primeras reacciones de la oposición en Tiflis. Ha habido advertencias por parte de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del alto representante para Exteriores de la UE, Josep Borrell.
Budapest, por contra, considera estas advertencias como una injerencia contra la voluntad popular georgiana. «Es lo que ocurre cuando no gana unos comicios uno de los designados por Bruselas, sino un gobierno que representa los valores de la familia y los intereses nacionales», afirmó el ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, en declaraciones recogidas por la agencia Efe.
La autoridad electoral de Tiflis dio la victoria a Sueño Georgiano con un 53,92% de los votos.
La Comisión Europea tiene congelado de facto el proceso de adhesión de Georgia a causa de la orientación prorrusa de su Gobierno, tras haberle otorgado el estado de candidato en 2023.