A medida que van pasando los días, las celebraciones no se detienen en Siria. Poco a poco se va concretando el futuro más inmediato del país después de que el pasado domingo colapsara el régimen de Bashar el Asad a causa del rápido avance de las fuerzas rebeldes, comandadas por el grupo Hayat Tahrir Sham (HTS). Pero, mientras se perfila el mañana del pueblo sirio, hay una presencia acechante: la ofensiva por tierra, mar y aire del Ejército israelí, que ha opacado el momento histórico que vive Siria tras la caída de una dictadura familiar de más de medio siglo.
Por un lado, casi a la par que la euforia tomaba las calles sirias, los aviones de guerra israelíes se hacían con sus cielos. A lo largo de 48 horas, han llevado a cabo una intensa campaña de bombardeos que se ha convertido en la más violenta en la historia de enemistad entre los dos países vecinos. Como resultado, el Ejército israelí presume de haber destruido la mayor parte de las capacidades militares estratégicas del antiguo régimen de Asad. Entre el 70% y el 80% ha quedado arrasado, según las autoridades militares hebreas, a través de más de 350 ataques de su fuerza aérea y su armada contra «objetivos estratégicos». El lunes por la noche, las fuerzas israelíes destrozaron 15 buques del Ejército sirio en los puertos de Al Bayda y Latakia.
Otras decenas de misiles aire-aire con alcances de hasta 190 kilómetros han quedado reducidos a polvo. Además, un comunicado militar reconoce que sus cazas han sobrevolado el espacio aéreo sirio durante «cientos de horas«. El objetivo, afirman, es «impedir que caigan en las manos de elementos terroristas». La caída de Asad, apuntalado por Rusia e Irán en los peores años de la guerra civil, ha tomado a todo el mundo por sorpresa y aún está por ver cuál es la agenda que seguirán los nuevos gobernantes del país. Por eso, para Israel, lo más importante es curarse en salud y, antes de que decaiga la euforia y se aclare la política, sus fuerzas ya habrán destrozado gran parte de las capacidades militares del país.
A los hechos sobre el terreno, le han acompañado claras advertencias. «Quién siga los pasos de Asad, acabará como él», ha dicho el ministro de Defensa, Israel Katz. «No permitiremos que una entidad terrorista islámica extremista actúe contra Israel desde más allá de sus fronteras: haremos todo lo posible para eliminar la amenaza», ha añadido durante un recorrido por la base naval de Haifa, al norte de Israel. Israel también ha advertido a los nuevos gobernantes de Siria que no ayuden a Hizbulá como hacía su predecesor. Por su parte, las fuerzas rebeldes sirias no han expresado en ningún momento su intención de atacar a Israel. Ahora están centradas en llevar a cabo una transición política en el país.
Las fuerzas israelíes, por otro lado, han emprendido su tercera invasión terrestre desde octubre de 2023. A finales de ese mes, los soldados hebreos entraron en la Franja de Gaza, a la vez que los bombardeos israelíes arrasaban con el enclave palestino. De momento, más de 13 meses después, no se han retirado. Al contrario, han ganado mucho más territorio gazatí. Este 1 de octubre las mismas tropas invadieron el sur del Líbano como parte de la escalada militar sobre el país de los cedros, que ha matado a más de 4.000 personas. Aunque a finales de noviembre se llegó a un acuerdo de alto el fuego, que exigía la retirada de las fuerzas israelíes de los pueblos del sur del Líbano que han arrasado, de momento no ha ocurrido.
Ahora, en paralelo a la brutalidad de los bombardeos aéreos, los soldados hebreos han vuelto a pisar territorio sirio por primera vez en medio siglo. El primer ministro, Binyamín Netanyahu, anunció que, con la caída de Asad, colapsaba también el acuerdo de armisticio en la frontera que comparten. Bajo esta circunstancia, y con el argumento de desconocer las intenciones de los rebeldes, el Ejército israelí se ha adentrado en la zona de amortiguación, que estaba siendo vigilada hasta ahora por los cascos azules de la Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación (FUNOS).
Fuentes locales sirias aseguran que los avances israelíes han ido mucho más allá de la zona de separación, hasta posicionarse a 25 kilómetros de Damasco. Fuentes militares israelíes han negado estas acusaciones, aunque sí que han reconocido estar operando más allá de la zona de amortiguación desmilitarizada en los Altos del Golán. El acuerdo de armisticio prohibe de forma expresa la entrada de tropas israelíes en territorio sirio y, como todos los acuerdos entre Estados, su vigencia trasciende al Gobierno de turno. Como parte de su política de Estado expansionista, esta meseta siria ocupada por Israel puede ser el próximo objetivo de Tel Aviv. Netanyahu ya ha dicho que el Golán seguirá siendo parte de Israel «por la eternidad».
Con apenas 1.000 kilómetros cuadrados, su tamaño contradice su importancia. Los Altos del Golán ofrecen un punto estratégico de observación militar sobre Siria, Israel, Líbano y Jordania, y suministran agua dulce en una región seca. El Estado hebreo ocupa la zona desde la guerra de los Seis Días de 1967 y, en 1981, con Menachem Begin como primer ministro, se la anexionó. Varias resoluciones de Naciones Unidas han exigido su retirada y ningún país, excepto Estados Unidos desde la presidencia de Donald Trump en 2019, los reconoce como territorio israelí. En 1974, un año después de la guerra de Yom Kippur, Siria e Israel establecieron un área de separación entre ambos, patrullada por cascos azules.
A lo largo de los años, Israel ha instalado en la meseta más de 30 asentamientos, en los que viven unas 20.000 personas. Conviven con el mismo número de sirios, la mayoría árabes drusos, que no huyeron de la zona cuando fue anexionada. La Siria de Asad condicionó cualquier posibilidad de paz con Israel a que el Golán le fuera retornado. Pese a que sus predecesores se mostraron dispuestos a negociarlo, Netanyahu ha dicho que el Golán seguirá siendo parte de Israel «por la eternidad». El líder de HTS, Abu Mohamed Al Jolani, cuenta con raíces familiares en la zona. Siente con tanto orgullo sus orígenes que su nombre de guerra ‘al Jolani’ significa literalmente ‘el del Golán’. Queda por ver hasta qué punto esto influirá en el futuro de los Altos del Golán.
Suscríbete para seguir leyendo