A Melisa Fernández –44 años, puertorriqueña, formada a caballo entre Londres y Boston y residente en Barcelona en la actualidad–, no le sorprendió escuchar en un mitin del republicano Donald Trump que el país que la vio nacer, Puerto Rico, es una «montaña flotante de basura» en medio del Atlántico. «Lo que más me afectó –señala esta académica y socióloga– fue la risa colectiva, sentí visceralmente cómo podía ser que hubiera alguien que se estuviera riendo». «El agravio a Puerto Rico fue a toda América Latina», sentencia, esperanzada aunque no convencida de que esta polémica pueda pasar factura al candidato republicano en un resultado electoral que se prevé ajustadísimo.
Tampoco le sorprendió a Luis Fraguada, un programador informático de 44 años nacido en la isla y criado en Minnesota. Lleva 17 años vivendo en Barcelona, de donde son sus dos hijos, y constata, al igual que sus compatriotas, el gran desconocimiento existente sobre el Estado libre asociado de EEUU tanto en Europa como en los propios EEUU. La falta de sorpresa no evitó, sin embargo, la sensación de afectación y coraje. «Quiero ver las consecuencias», argumenta para añadir: «Quiero saber cómo reacciona la gente latina de EEUU que puede votar ante esa violación de su orgullo».
«Una cultura con mucho orgullo»
Sin sorpresa tampoco para Brigido Cofresí, de 54 años, nacido en Nueva York pero criado desde muy pequeño en Puerto Rico. «Otra idiotez», pensó. Este diseñador y promotor residente también en Barcelona, caviló a renglón seguido: «Espero que esto sirva para que muchos puertorriqueños se den cuenta definitivamente de que Trump no es la opción». «Somos una cultura con mucho orgullo y algo así no es fácil de asimilar», añade.
Latinos ‘trumpistas’
Sin embargo, los tres comparten la certeza de que los latinos que ya van a optar por la opción republicana ya no cambiarán por lo ocurrido en el Madison Square Garden de Nueva York. «La humillación a Puerto Rico puede movilizar a los latinos indecisos contra Trump», considera Melisa, en sintonía con la opinión de sus compatriotas.
Insisten también en destacar que hay muchos latinos –«muchísimos», considera Brigido–, entre ellos de Puerto Rico, que son trumpistas. A la respuesta de cómo se explica este fenómeno, responde: «Son los que no pueden ver más allá, tienen un pensamiento muy corto de miras y sintonizan con su forma de hablar sencilla, y machista». «Este perfil ya no cambiará por el insulto a Puerto Rico pero hemos de confiar en que sí lo hagan los indecisos», finaliza.
Melisa Fernández aporta una reflexión sobre lo que esta polémica puede influir políticamente a nivel interno en la isla. Coincidiendo con las presidenciales, Puerto Rico escoge gobernador y, para la socióloga, el agravio republicano a Puerto Rico podría traducirse en el final de la hegemonía bipartidista en la isla en favor del Partido Nuevo Progresista (PNP) que aglutina a un importante movimiento juvenil.