Por si quedaban dudas del creciente peso de la extrema derecha en las instituciones comunitarias, y más concretamente del grupo de Viktor Orbán, Marine Le Pen y Santiago Abascal, ahí estará el eurocomisario húngaro Oliver Varhelyi para recordarlo. Su aprobación era necesaria porque forma parte del paquete que tanto costó atar. Y, en realidad, no es tan sorprendente, puesto que Varhelyi tiene ya su andadura en los escenarios europeos. Pero es una medalla más para los ‘Patriotas para Europa’, el eurogrupo impulsado por el húngaro Orbán junto al austríaco Herbert Kickl y la francesa Le Pen, cuyo presidente es desde el fin de semana pasado Abascal.
De Varhelyi, que ocupará Sanidad y Salud Animal, suelen destacarse varias maldades o algunas guindas. Pero su peor error político ocurrió en 2023, cuando anunció por su cuenta y riesgo, en su posición entonces de comisario de Ampliación y Vecindad, la suspensión de «todos los pagos» a Palestina. Lo comunicó desde su cuenta en X, bajo la premisa de «no vamos a seguir como siempre».
Tuvo que retroceder poco después, tras uno de esos rifirrafes internos en la CE mientras se trataba de aclarar si se refería a fondos para el desarrollo o la ayuda humanitaria, que se canalizan a través de la ONU. Topó con una fuerte oposición de países como Francia, España e Irlanda, recordándole la dramática situación de Gaza. Horas después aclaraba la CE que «se revisaban» esas partidas para asegurarse de que no irían a parar a organizaciones terroristas contra Israel, se aseguraba que no era una suspensión de pagos y que no afectaba a la ayuda humanitaria.
Perfil tóxico
El zafarrancho sigue pesando sobre el perfil de este diplomático de 52 años, que formó parte de la CE en el primer mandato de Ursula von der Leyen como presidenta. A esa etapa corresponde uno de sus exabruptos más repetidos, cuando calificó a los diputados de la Eurocámara de «idiotas» en una sesión sobre las perspectivas de ampliación con los países de los Balcanes, una de sus competencias principales por entonces. Fue una frase pronunciada con el micro abierto, que provocó airadas peticiones de dimisión y de la que se retractó, como suele ocurrir en estos supuestos deslices. Tenía ya fama de faltón entre su personal, lo que completó su perfil de toxicidades.
Se había convertido en eurocomisario de Ampliación y Vecindad en 2019, tras haber dirigido en los cuatro años anteriores la representación húngara en Bruselas. Desde 2008 llevaba escalando posiciones entre diversos puestos de la delegación magiar en las instituciones comunitarias.
Su carrera política no está directamente relacionada con una militancia en el Fidesz, el ultranacionalista partido de Orbán, ya que formalmente su cargo es independiente. Pero está respaldado y ha sido aupado por el primer ministro húngaro, enemigo declarado de Von der Leyen y aliado de Vladímir Putin.
Negociación ‘in extremis’
Orbán es el máximo representante del bloque de países orientados a suspender derecho al asilo y a no acatar nada que tenga que ver con acuerdos migratorios a escala europea. A Varhelyi hay que reconocerle que no utiliza su cuenta en X para alentar mensajes prorrusos. O, al menos, no siempre lo hace. En ocasión de los 1.000 días del inicio de la agresión rusa, mandó un mensaje de apoyo a las víctimas y destacó que Ucrania «forma parte de Europa». Era en plena negociación ‘in extremis’ por lograr el acuerdo que da luz verde a la totalidad de los eurocomisarios.
Varhelyi había suspendido su primer examen para Sanidad y Saluda Animal, ampliado entonces a emergencias sanitarias, a principios de noviembre. Su aprobación por parte de la Eurocámara había quedado asimismo aplazada. Estaba en el aire su capacitación para ocupar el puesto de Sanidad y Bienestar Animal, lo que se supeditó a un segundo cuestionario por escrito que aparentemente sí completó con excelente.
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