Alemania se prepara para las elecciones federales al Bundestag, la Cámara baja del Parlamento, que se celebrarán el 23 de febrero, tras la ruptura de la coalición de socialdemócratas (SPD), liberales (FDP) y verdes (Die Grünen) que ha dirigido el país desde 2021. El actual canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz, afronta los comicios en un momento de enorme debilidad y con el viento de las encuestas a favor de los conservadores de la CDU, liderados por el democristiano Friedrich Merz. Los sondeos también pronostican el crecimiento de los ultras de Alternativa para Alemania (AfD), lo que puede poner a prueba la continuidad del cordón sanitario de los dos grandes partidos contra la extrema derecha.
El promedio de las encuestas elaborado por Süddeutsche Zeitung otorga una holgada ventaja de 11 puntos a la CDU (también denominada Union por su coalición con la CSU en Baviera) y sitúa a la extrema derecha de AfD en segunda posición, casi cuatro puntos por delante del SPD, al que a su vez le pisan los talones los Verdes. Die Grünen, hasta ahora socio de Scholz, sufriría cierto desgaste respecto a las elecciones de 2021, pero nada comparado con el tercer aliado, los liberales del FDP, que podrían verse superados incluso por una marca de izquierda populista y prorrusa de nueva creación, la BSW.
Las elecciones del 23 de febrero se regirán por la nueva ley electoral que impulsó el Gobierno de Scholz y que tumbó parcialmente el Tribunal Constitucional alemán. Uno de los principales es cambios es la reducción del número de escaños del Bundestag, de 736 a 630, lo que fija la mayoría necesaria para ser investido canciller en 316 diputados. El sistema electoral alemán se basa en un doble voto: con el primero se elige directamente a un candidato de la circunscripción electoral del votante (299 en total) y con el segundo el elector opta por un partido político.
Tras años de declive, el SPD se recuperó en 2021 y ganó por estrecho margen a la CDU, lo que permitió a Scholz convertirse en canciller al frente de una coalición ‘semáforo’ de socialdemócratas (SPD), liberales (FDP) y verdes (Die Grünen). Pero el descontento de los votantes ha ido creciendo en paralelo al deterioro de la situación económica de Alemania, que está cerca de entrar en recesión. En cambio, los democristianos, que en las últimas elecciones acusaron el desgaste de los 16 años de gobierno de Angela Merkel, han logrado remontar apoyados en el perfil moderado de Merz, que rechaza cualquier alianza con AfD.
Los ultras podrían dar el ‘sorpasso’ al SPD, pero carecen de opciones reales de influir en la gobernabilidad. El escenario más plausible que reflejan las encuestas sería una alianza entre la CDU, el SPD y los verdes de Die Grünen. Por su parte, el liberal Partido Democrático Libre (FDP) corre el peligro de caer por debajo del umbral del 5% necesario para asegurarse representación en el Bundestag.
El sistema electoral alemán, reformado en esta última legislatura, es altamente proporcional, por lo que los sondeos son una buena fotografía del resultado que pueden arrojar las urnas. Una panorama que ahora mismo deja entrever un hemiciclo muy fragmentado y unas largas negociaciones postelectorales antes de lograr un Gobierno estable.
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