En noviembre de 2020, el candidato demócrata Joe Biden se convirtió en el 46º presidente de los Estados Unidos. Los 20 votos electorales de Pensilvania, su estado natal, fueron clave para superar el umbral de los 270 votos necesarios para alcanzar la Casa Blanca. Por su parte, Donald Trump se convirtió en el primer presidente en perder la reelección desde George H.W. Bush en 1992.
Biden no solo se impuso en el Colegio Electoral con 306 votos frente a los 232 de Trump, sino que también obtuvo la mayoría del voto popular, con el 51,3% de apoyo a nivel nacional. Los demócratas consolidaron su triunfo gracias a la concentración de voto en la costa oeste, el noreste y las grandes ciudades.
Las elecciones presidenciales en 2020 transcurrieron bajo las circunstancias particulares de la pandemia de coronavirus. En este contexto, la participación alcanzó cifras récord, un 62%, y gran parte del electorado votó de forma anticipada o por correo. La manera en que los estados hicieron frente a esta casuística derivó en diferencias a la hora de contar y comunicar los votos por correo, lo que Trump utilizó para sembrar dudas sobre la legitimidad de los comicios.
Los resultados en los estados clave
En 2020, el resultado en siete estados se decidió por menos de tres puntos porcentuales. Estos territorios fueron Arizona, Georgia, Míchigan, Pensilvania, Wisconsin, Carolina del Norte y Nevada. Biden logró la victoria en todos ellos, excepto en Carolina del Norte, donde Trump ganó con un 49,9% frente al 48,6% del candidato demócrata.
Además, los demócratas consiguieron imponerse en cuatro estados donde previamente habían ganado los republicanos. De hecho, Míchigan y Wisconsin, que dieron la victoria a Trump en 2016, se decantaron hacia el lado demócrata en las primeras horas del conteo.
Sin embargo, dado que el margen de votos para la victoria en estos territorios fue mínimo, se consideran estados en disputa de cara a las elecciones de este 2024.
Trump tachó las elecciones de «fraude»
El recuento de votos se alargó hasta tres días en algunos estados, pero el expresidente Donald Trump se autoproclamó ganador la misma noche de los comicios y denunció que las elecciones habían sido un «fraude». En ese sentido, la campaña del líder republicano anunció que tomaría medidas legales en Wisconsin, Míchigan, Pensilvania y Georgia, los estados donde se alargó el proceso de recuento de votos y que acabaron decidiendo el resultado final.
A través de la red social X, Trump denunció que el recuentro fue «muy extraño» porque se tuvieron en cuenta «votos sorpresa». No obstante, antes de celebrarse los comicios, el expresidente ya desconfiaba en sus discursos del voto por correo e insistía en que el ganador debía ser proclamado en la misma noche electoral, algo que solo ocurre por las proyecciones de los medios de comunicación o si un candidato reconoce su derrota.
Con la perspectiva de un supuesto fraude electoral, una multitud de manifestantes pro-Trump se concentró frente al Capitolio para protestar el 6 de enero, el día en el que los miembros de las dos cámaras del Congreso se reunían para certificar la victoria de Joe Biden. Tras una escalada de tensión, un grupo de personas irrumpió en el edificio. Como presunto instigador de los hechos y por sus esfuerzos por retener el poder, la justicia estadounidense inició una investigación contra Donald Trump en la cual se le acusa de cuatro cargos: conspiración para violar derechos, conspiración para defraudar al gobierno, obstrucción de un procedimiento oficial y conspiración para hacerlo.