Las sanciones europeas a Rusia a raíz de la guerra en Ucrania incluyen un embargo a las importaciones de petróleo ruso transportadas por mar y un tope a los precios del crudo y los productos petrolíferos que restringe las ganancias, pero permite las ventas por debajo de un cierto valor. Los mecanismos de cumplimiento impiden al país de Vladímir Putin fletar o asegurar petroleros a menos que cumplan con estos límites. Un castigo que pese a todo ha conseguido burlar con la flota en la sombra.
Son cada vez más barcos los que forman parte de esta flota, también bautizada como flota oscura o flota gris. Petroleros en mal estado, con muchísimos años a sus espaldas y que hacen uso de banderas de conveniencia y estructuras intrincadas de propiedad y gestión, a la vez que emplean un amplio abanico de tácticas para ocultar el origen de su carga. La transfieren de barco a barco, apagan sus sistemas de identificación automática o falsean sus posiciones. Las autoridades comunitarias estiman que el número de buques ha aumentado un 70% en el último año y ya supera los 600.
Así lo recoge una propuesta de resolución sobre las acciones de la UE contra las flotas fantasma rusas, que desde el Parlamento Europeo plantea pedir a la Comisión que plante cara a esta actividad sancionando a las empresas que ayuden a la flota en la sombra o se beneficien de ella. El texto alerta sobre las catástrofes medioambientales que pueden generar estos buques y, en particular, sobre el mayor riesgo de vertidos de petróleo o fugas de productos químicos. Insta, entre otras cosas, a que los estados miembros impidan el acceso a sus aguas a los petroleros que no estén asegurados, transporten cargas sancionadas o no cumplan con los requisitos medioambientales. También pide a los Veintisiete que designen puertos para retener a los buques sancionados que transporten petróleo y GNL y que confisquen la carga ilegal sin compensación, además de depositar los ingresos procedentes de su comiso en un fondo dirigido a mitigar los episodios de contaminación producidos por la flota en la sombra.
142 millones de barriles
Entre los principales países cuyas banderas usan los petroleros fantasma que transportan petróleo ruso están las Islas Cook, Eswatini, Gabón, Liberia, Malta, Islas Marshall y Panamá. Esta práctica disfraza a los barcos, que parecen independientes de Rusia, lo que dificulta el rastreo de la carga hasta las fuentes de petróleo ruso. Y permite que el crudo se mueva y se venda en aguas internacionales «con poco riesgo de detención o de aplicación de sanciones».
Según el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA), tres cargueros de la flota en la sombra salen cada día de los puertos rusos, lo que supondría unos 800 viajes de transporte de petróleo ruso en los primeros ocho meses de 2024 —muchos de los cuales bordean la costa gallega en el transcurso de sus travesías—. Expertos de Windward estiman que, desde el inicio del conflicto bélico, la flota paralela ha transportado más de 142 millones de barriles de crudo y productos petrolíferos rusos; mientras que desde el KSE Institute (Kyiv School of Economics) aseguran que el volumen de petróleo ruso transportado por estos barcos se ha incrementado «de manera constante» en los últimos dos años, alcanzando los 4,1 millones de barriles por día en junio de 2024 y constituyendo el 70% de las exportaciones marítimas totales de Rusia.
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