El canciller alemán, Olaf Scholz, se dirigió personalmente este viernes, por primera vez en dos años, al presidente ruso, Vladímir Putin, para exigirle una «paz justa y duradera» para Ucrania y advertirle de que un despliegue de soldados norcoreanos contra el país eslavo implicaría una «grave escalada» en el conflicto.
La conversación, de una hora de duración según fuentes de la cancillería alemana, sigue a la que Scholz mantuvo el pasado miércoles con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. El propósito de la llamada Scholz, según su portavoz, fue instar al líder del Kremlin a poner fin a la «guerra de agresión» contra Kiev y a retirar sus tropas del territorio ucraniano.
Fuentes del Kremlin consideraron, en respuesta al comunicado emitido por Berlín, que la conversación con Scholz no implicaba una postura respecto al plan de paz planteado por Moscú el pasado mes de junio. Un acuerdo de paz debe adecuarse, según Rusia, a «la realidad territorial actual». Es decir, que lleva implícito la renuncia por parte de Kiev a reclamar los territorios ocupados.
La última vez que Scholz habló con Putin fue en diciembre de 2022. El último encuentro personal entre ambos líderes se produjo una semana antes del inicio de la invasión a gran escala de Ucrania, en febrero de ese año.
Ataques contra infraestructuras civiles
Según fuentes de la cancillería alemana, Scholz condenó este viernes explícitamente los ataques aéreos contra infraestructuras civiles en Ucrania y advirtió contra un despliegue de soldados norcoreanos en Rusia en territorio ucraniano.
La conversación se produce en un momento de debilidad política de Scholz, que se encamina a un voto de confianza, el próximo 16 de diciembre, con intención de perderlo, para favorecer con ello la convocatoria de elecciones anticipadas para el 23 de febrero del año próximo.
La crisis política alemana se produce después del hundimiento de su tripartito entre socialdemócratas, verdes y liberales. El detonante fue, según Scholz, la negativa de sus socios liberales a liberar el freno a la deuda, lo que en su opinión compromete la ayuda destinada a Ucrania. Alemania es el segundo contribuyente, tras Estados Unidos, a la ayuda militar, humanitaria y financiera a Kiev.