El enfrentamiento entre Evo Morales y su exdelfín y actual presidente boliviano, Luis Arce, ha llegado a los cuarteles. Un grupo de unos 2000 manifestantes afines al exmandatario ha tomado el regimiento militar Cacique Juan Maraza, ubicado en el municipio de Villa Tunari, a 538 kilómetros de La Paz. La acción tiene lugar cuando se cumplen 19 días de los bloqueos de carreteras llevados a cabo por la facción «evista» del Movimiento al Socialismo (MAS, en el poder). También se ha capturado la Base Naval de Puerto Villarroel, a 700 kilómetros de la capital. Las Fuerzas Armados advirtieron que la toma de cuarteles y rehenes por «grupos armados irregulares», así como el secuestro de sus armas implican el delito de «traición a la patria».
El mensaje castrense es inequívoco en su rechazo a «quienes ejecutaron o pretendan continuar con actos delictivos en contra de los derechos fundamentales, los derechos humanos, la seguridad, la libertad de las personas (y en contra de) instalaciones militares». Se los insta a «deponer actitudes y abandonar las dependencias cuartelarías de manera inmediata y pacífica».
Villa Tunari, en el Trópico de Cochabamba, es uno de los bastiones del líder cocalero y desde donde realiza sus demostraciones de fuerza contra Arce, a quien califica de «dictador» por impedir su postulación en las elecciones presidenciales de 2025. El MAS, el partido dominante de la escena política desde 2005, no solo se ha dividido: ha entrado en un estado de descomposición que desembocó este viernes en la entrada violenta en un cuartel por parte de organizaciones sindicales del Territorio Indígena del Parque Nacional Isidoro Sécure.
«Nos han cortado el agua la luz y nos han tomado como rehenes«, dijo un oficial a medios de prensa locales. Los «evistas» reclamaron la dimisión de Arce dotados de palos. Las instituciones castrenses recordaron que los rehenes son «hijos del pueblo» y cumplen el «sagrado deber» de defender la patria.
Morales aseguró que el Gobierno «está preparando una ofensiva militar y policial en contra de la protesta social» y «en lugar de responder con diálogo, responde con medidas fascistas».
La crisis política boliviana ha experimentado un vertiginoso ascenso desde que comenzó el año. A las disputas entre las facciones del MAS en los tribunales y las calles se ha sumado una tentativa de golpe de Estado en junio contra Arce, nunca debidamente esclarecida, y la denuncia formulada por Morales el domingo pasado de que trataron de asesinarlo. El choque entre Arce y Morales tiene también su capítulo judicial con la reactivación de una causa contra el segundo de los dirigentes por estupro y trata de personas.
Bloqueos
Bolivia se encuentra en un callejón sin salida. Los cortes de carreteras se radicalizan. Los «evistas» lanzaron explosivos contra de los policías que respondieron con gases lacrimógenos y vuelos rasantes de helicópteros en las rutas ocupadas. Pirque Parotani que es uno de los sectores más conflictivos del bloqueo, entre otras razones por que es el camino que conduce a la zona occidental del país. El departamento más afectado por esta situación es Cochabamba, que quedó aislado de Bolivia. Las pérdidas económicas, aseguraron productores de frutas, son millonarias.
«El avance de las tropas es constante. La Policía Boliviana no claudicará en su esfuerzo por reestablecer el orden y la paz en nuestro país. No dejaremos que grupos irregulares que buscan impunidad y destruir el país secuestren nuestra Patria», dijo el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo. El Ejecutivo no permitirá que «grupos irregulares» se apoderen del país.
Carta acusatoria
El defensor del Pueblo, Pedro Callisaya, llamó a Arce y Morales a sentarse a negociar. «Exigimos a todas las partes involucradas que prioricen el respeto y vigencia de los derechos humanos de todas y todos los bolivianos sin distinción, y se abran a un diálogo sincero y constructivo que ponga fin a la conflictividad».
En este contexto, Morales hizo pública una carta dirigida a quien fuera su ministro de Economía en los años de bonanza. «Presidente Lucho, le escribo esta carta en un momento decisivo para nuestra Patria. Hace cuatro años, cuando se preparaba para asumir la presidencia, nadie hubiera imaginado que los últimos meses de su Gobierno serían tan oscuros y lamentables; menos aún que usted terminaría autorizando la violencia contra quienes lo llevaron al poder con su voto, su lucha y su sangre».
La ruptura entre ambos no se gestó de un día para el otro. Cuando Morales advirtió que su presunto heredero coyuntural quería mantenerse en el Palacio Quemado se inició una pelea sin tregua, en las redes, el propio MAS y el espacio público. «¿Alguna vez se imaginó que llegaría a este punto? ¿Que autorizaría la misma intervención policial y militar que autorizó (la expresidenta provisional) Jeanine Añez? ¿O que mancharía sus manos con la sangre de los indios, los pobres y los campesinos que prometió defender? ¿Quién lo condujo hasta aquí, Presidente?», lo cuestionó su exjefe político. «Tanto intentó atribuirse la autoría del éxito del Modelo de Economía Plural, y cuando tuvo en sus manos la oportunidad de guiarlo, no supo qué hacer», le reprocha también. Bolivia atraviesa dificultades económicas ante el agotamiento del modelo que se basaba en la extracción de gas.
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