Siria, la última primavera árabe


Catorce años después de que la inmolación de Mohamed Bouazizi en Sidi Bouzit, un pequeño pueblo del interior de Túnez, fuese el golpe emocional que desencadenó las primaveras árabes, el hundimiento del régimen sirio en 11 días puede considerarse el último acto de ese proceso político, social y cultural. Si cada primavera tuvo un desarrollo diferente por razones de índole interna en cada Estado, la de Siria dio pie a una guerra civil en la que Rusia e Irán, muy debilitados hoy, fueron los grandes valedores de Bashar el Asad; una guerra atroz que deja 600.000 muertos, un número indeterminado de ejecutados y desaparecidos, seis millones de desplazados internos, igual número de refugiados y exiliados, una economía devastada y un paisaje de desoladora destrucción.

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