El término alemán zeitgeist , «espíritu de los tiempos» en alemán, se usa para definir el clima intelectual de una época determinada. Cada vez hay más indicios de que el ultranacionalismo, el populismo de derechas y el iliberalismo político son ahora el zeitgeist. Hay un auge imparable de las propuestas antisistema. Donald Trump en Estados Unidos, Marine Le Pen en Francia, Alternativa por Alemania, Víktor Orbán en Hungría, los partidos ultras en Austria, Holanda, Suecia o Dinamarca… La lista es larga y se va ampliando a un ritmo vertiginoso.
El último ejemplo ha sido la victoria por sorpresa y contra todo pronóstico del candidato ultra Calin Georgescu en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Rumanía. Se ha llevado casi uno de cada cuatro votos (22,9%). El próximo 8 de diciembre se celebra la segunda vuelta, la definitiva. El presidente en Rumanía tiene poder, especialmente en la política exterior y de seguridad. Aprueba el gasto en defensa, nombra fiscales y acude a las cumbres europeas.
“Georgescu es de extrema derecha, con algunas resonancias fascistas. Mezcla el populismo, el nacionalismo ortodoxista [de la Iglesia ortodoxa rumana] y un marcado rechazo hacia la OTAN y la UE y a favor del putinismo”, explica a este diario Camil Ungureanu, politólogo rumano de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
Georgescu está en algunos aspectos a la derecha del partido de ultraderecha AUR (Alianza por la Unión de los Rumanos). En enero de 2022, poco después de ser nombrado presidente de honor del AUR, afirmó que los líderes fascistas rumanos Corneliu Zelea Codreanu y el mariscal Ion Antonescu “también hicieron buenas acciones” y que podrían ser considerados héroes y mártires. Codreanu fue el líder del Movimiento Legionario, un grupo fascista de la época de entreguerras que mezclaba ortodoxismo, antisemitismo y el uso de asesinatos políticos. Antonescu, por su parte, fue responsable de deportaciones masivas de judíos durante la Segunda Guerra Mundial, entre otras atrocidades, recuerda el analista. Tras esas declaraciones, Georgescu fue expulsado del AUR. Decidió entonces presentarse en solitario como independiente a las presidenciales.
Como no tenía los recursos del partido, lanzó una campaña muy potente en redes sociales, especialmente TikTok. “Incluso yo mismo me vi bombardeado con videos cortos de él en YouTube”, explica Ungureanu, para quien el líder rumano se asemeja a otros españoles como Santiago Abascal o ‘Alvise’ Pérez. “Georgescu es como un influencer político. Sin una maquinaria de partido ni un programa claro, Georgescu logró obtener casi un 25% de los votos gracias al uso hábil y sistemático de TikTok y otros medios de comunicación similares”.
Dudas sobre el apoyo a Ucrania
“Georgescu tiene posibilidades de ganar. Y, si lo hace, vendría a sumarse a un grupo de países que se oponen a la línea dominante en el Consejo Europeo en Bruselas en cuestiones como el armamento y la Defensa”, afirma Ruth Ferrero, profesora de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid.
Para la analista, lo que se está viendo a nivel global es una desconexión entre las reclamaciones de los votantes y las élites gobernantes. “No es tanto Georgescu que sea prorruso. Es que hay un descuadre entre los liderazgos y lo que quiere la ciudadanía. Es la tendencia que vamos a seguir viendo: la gente está votando con cuestiones cotidianas y de bolsillo, pero los líderes de la UE están apostando por el rearme de la UE y los marcos de las políticas de defensa”, analiza Ferrero. «Todo esto en un marco de desinformación y guerra híbrida de Rusia, pero sobre una base de desencanto sobre la que es más factible que esas campañas de desinformación tengan éxito”.
El impacto en la política europea puede ser relevante, si finalmente alcanza la presidencia. Rumanía se había mantenido hasta ahora «bastante al margen de las derivas iliberales de otros países como Hungría, Eslovaquia o ahora Bulgaria o República Checa«, concluye Ferrero. «Ahora podría unirse a estos países del este de Europa que tienen pulsiones muy soberanistas frente a los europeístas”.
Make Romania Great Again
Los países de la Europa del Este, como la propia Rumanía o Polonia, salieron escaldados del comunismo que representaba la Unión Soviética. Ven ahora por lo general a Rusia como su heredera y alertan contra el expansionismo de Putin. Cuando comenzó la invasión a gran escala de Ucrania, apoyaron al país y enviaron armas. Pero ese frente se ve cada vez más mermado por movimientos dentro de esos países que, sin llegar a ser prorrusos, son críticos con seguir apoyando a Ucrania.
“Lo que ha hecho Georgescu en campaña no es tanto apoyar a Putin, sino advertir: ojo contra el riesgo de que se expanda la guerra. Que estamos muy cerca. Especialmente si llega a Moldavia”, explica Ignacio Molina, investigador del Real Instituto Elcano. “Aparece entonces Georgescu como un ‘Trump a la rumana’, que dice que no tiene sentido darle armas a Ucrania y que la guerra está aumentando los costes de la energía y haciendo que la economía vaya mal”. Rumanía primero; Make Romania Great Again.
Molina no cree que Georgescu vaya a llegar finalmente a la presidencia, pero en todo caso considera que se ha abierto un frente en los países del este que duda sobre el cierre de filas de la UE con Ucrania. Para el analista, la clave ahora está en la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el ‘disruptor en jefe’ y líder más importante a la hora de fijar la posición de Occidente frente a Rusia.