La tensión entre el primer ministro británico, Keir Starmer, y el multimillonario estadounidense Elon Musk ha alcanzado un nuevo nivel este lunes. Starmer ha acusado a Musk de propagar “mentiras y desinformación”, sin citarlo directamente, después de que el dueño de Tesla y X acusara a su Gobierno de fracasar en su intento de proteger a las víctimas de casos de abuso sexual de menores en el Reino Unido. Musk ha atacado con dureza al Ejecutivo laborista en los últimos días y ha abierto una nueva brecha con el primer ministro, con quien mantiene un enfrentamiento dialéctico desde su llegada a Downing Street el pasado julio.
El origen de la batalla dialéctica comenzó hace apenas unos días, cuando la actual ministra de Seguridad del Gobierno de Starmer, Jess Phillips, descartó abrir una investigación pública sobre un escándalo de abusos sexuales a menores ocurrido durante años en las ciudades de Oldham, Rochdale y Rotherham, en el norte de Inglaterra. Musk acusó entonces a Phillips, a través de su red social, de hacer “apología del genocidio de la violación” y aseguró que debía ir a prisión, algo a lo que Starmer se ha visto obligado a responder este lunes, en su primer discurso público tras el parón navideño. “Aquellos que propagan mentiras y desinformación lo más lejos posible no están interesados en las víctimas, están interesados en ellos mismos”, ha asegurado el ‘premier’ británico.
Defensa del Gobierno
Una investigación llevada a cabo en 2014 estimó que 1.400 niños habían sido explotados sexualmente entre 1997 y 2013 en Rotherham, la mayoría de ellos por parte de hombres de origen paquistaní. Años después, en 2022, una investigación más pormenorizada llegó a la conclusión de que el abuso sexual de menores se había convertido en una práctica “endémica” en Inglaterra y Gales. Este informe dejó una serie de recomendaciones para prevenir nuevos casos, una guía a la que se acoge el actual Gobierno británico para descartar poner en marcha una nueva investigación sobre lo ocurrido.
Starmer ha hecho una defensa del trabajo de Phillips en la protección de las víctimas de abusos y ha destacado el trabajo que él mismo llevó a cabo durante los cinco años que estuvo al frente de la Fiscalía de la Corona (CPS, en sus siglas en inglés). “En lugar de tener que decir más sobre lo que hice cuando estaba en el cargo [de jefe de la Fiscalía], podéis acceder a los registros. Sabéis dónde están, sabéis cuáles son los hechos”, ha dicho el primer ministro, quien ha asegurado que el número de procesamientos judiciales por estos motivos alcanzó un récord bajo su mando. “Una vez que perdemos el ancla de que la verdad importa, en el debate robusto que debemos tener, entonces estamos en una pendiente muy resbaladiza”, ha añadido.
Esta no es la primera vez que Starmer se ve obligado a salir al paso de los comentarios incendiarios de Musk en su red social. En agosto del pasado año, el magnate estadounidense participó en la propagación de información falsa sobre el origen del asesino de tres niñas en la ciudad de Southport, una información que provocó una ola de violencia xenófoba en todo el país y que se saldó con cientos de personas detenidas. Musk también ha mostrado su simpatía hacia agitadores de extrema derecha como Tommy Robinson, quien se encuentra actualmente en prisión, y ha cargado contra el Gobierno por ser presuntamente más permisivo con las manifestaciones propalestinas que con las concentraciones organizadas por grupos radicales.
Tensión con Washington
Unas afirmaciones que han desviado el foco mediático y que han obligado a Starmer a intervenir. “Hemos visto este manual muchas veces: amenazas intimidatorias de violencia esperando que los medios de comunicación las amplifiquen. Cuando el veneno de la extrema derecha conduce a graves amenazas contra Jess Phillips y otros, mi opinión es que se ha cruzado una línea”, ha dicho el primer ministro. “Aquellos que están desesperados por llamar la atención, están dispuestos a degradarse a sí mismos y a su país. Lo que no voy a tolerar es que esta discusión y este debate, basados en mentiras, no se denuncien”.
El enfrentamiento con Musk ha supuesto un nuevo dolor de cabeza para Starmer, quien está haciendo equilibrios para mantener buenas relaciones con la nueva administración del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, al mismo tiempo que trata de mostrar firmeza ante los ataques del fundador de Tesla, gran aliado del líder estadounidense. El aumento de las fricciones podría producir un deterioro de las relaciones entre Londres y Washington y poner nuevos obstáculos en el objetivo del ‘premier’ británico de captar inversiones y de lograr el crecimiento económico lo antes posible.
