Es más que dudoso que la presión de los demócratas, ahora en minoría en el Senado, vaya a evitar la confirmación como secretario de Defensa de Pete Hegseth, el veterano del ejército y expresentador de Fox News que Donald Trump ha nominado para dirigir el Pentágono en su segunda presidencia. La polémica de esa selección, no obstante, se ha ratificado este martes en la vista de confirmación que se ha celebrado en el Comité de Servicios Armados de la Cámara alta, el procedimiento que precede al voto formal de todos los senadores.
Las tensiones se han desplegado desde el primer momento, cuando varios de los asistentes como público han sido expulsados de la sala tras interrumpir e increpar a Hegseth. Pero ha sido el interrogatorio del candidato por parte de los demócratas a lo largo de más de cuatro horas de sesión lo que más ha subrayado la controversia que rodea a Hegseth y ha servido para desplegar con fuerza las muchas sombras que le acompañan.
Esas sombras incluyen una acusación de agresión sexual y numerosas de abuso de alcohol, así como un torrente de declaraciones que a lo largo de los años Hegseth ha realizado diciendo que las mujeres no deben servir en combate, cuestionando a minorías raciales en las filas o defendiendo tácticas ilegales como la tortura. También, dudas sobre su falta de cualificaciones y preparación para dirigir un departamento monumental, con tres millones de empleados entre uniformados y civiles y 900.000 millones de dólares de presupuesto.
Se suman, además, interrogantes, que no ha contestado este martes a preguntas directas, sobre si estaría dispuesto a cumplir órdenes de Trump ilegales o que vulneraran principios constitucionales, como la idea que ya expresó en 2020 de disparar en las piernas a participantes en las manifestaciones por el asesinato de George Floyd.
Los republicanos cierran filas
Hegseth ha contado con la cobertura de los senadores republicanos, en mayoría en el Senado y en control del comité, que han cerrado filas alrededor de él, dejando entrever un apoyo firme cuando llegue la hora del voto del pleno, después de la toma de posesión de Trump el lunes, lo que garantizaría su confirmación. Incluso Joni Ernst, una senadora conservadora que había expresado dudas sobre su candidatura y es veterana y superviviente de agresión sexual, ha dado señales de estar satisfecha con Hegseth, que podrá ser confirmado incluso si todos los demócratas e independientes y hasta tres republicanos votan contra él (el vicepresidente JD Vance sería el voto de desempate a su favor en ese caso).
Los demócratas habían llegado a la vista criticando que el FBI no haya hecho un chequeo extensivo de los antecedentes del candidato ni haya interrogado a todas las personas que podrían hablar sobre su pasado y denunciando que se ha producido una campaña de intimidación y presiones a potenciales testigos contra Hegseth, así como a los senadores para votar a su favor. Esto último, con certeza, no son imaginaciones partidistas. Además de que Trump ha dejado clara la importancia que tiene para él su confirmación, este mismo martes Charlie Kirk, líder de Turning Point, una organización conservadora de jóvenes que jugó un papel importante en la última campaña del republicano, ha amenazado con organizar retos en primarias a cualquier senador republicano que vote en contra del nominado. Elon Musk ha respondido a ese mensaje con el emoticono de «100», mostrando su apoyo a la idea.
«Difamaciones» y redención
Personalmente el propio Hegseth se ha tratado de defender en la vista asegurando que las alegaciones sobre abuso sexual y de alcohol en su contra forman parte de una campaña de “difamaciones anónimas”. Ha dicho concretamente que se trata de una “campaña orquestada” para atacar a Trump. Y ha denunciado sin pruebas que detrás están “medios de izquierda a los que lamentablemente no les importa la verdad” y que le atacan porque, dice, es “un agente de cambio y una amenaza para ellos”.
“No soy una persona perfecta, pero la redención es real y Dios me ha forjado de maneras en que sé que estoy preparado”, “he tenido fracasos en mi vida pero he sido redimido por mi señor y salvador Jesús”, ha declarado el candidato de Trump en dos de las varias ocasiones en que ha esgrimido el argumento de la redención y las referencias a la fe.
Nada de lo que ha dicho, en cualquier caso, ha sido suficiente para convencer a los demócratas. El antiguo astronauta y senador Mark Kelly, por ejemplo, le ha planteado en un momento de la vista: “¿Cuál de las dos es? ¿Ha superado temas personales o es objeto de una campaña de calumnias? No pueden ser las dos a la vez”. Y Elizabeth Warren, una de las varias mujeres senadoras demócratas que han sido especialmente duras con él, ha sido una de las que ha destacado y cuestionado los intentos de Hegseth en el último mes, desde que fue nominado por Trump, por matizar o dar marcha atrás a los ataques que desde el 2013 ha lanzado contra la participación de las mujeres en puestos de combate.
Polémicas posturas políticas
Si Hegseth llega al cargo, como parece más que probable, Trump contará con un importante y leal aliado, que ha mostrado en la vista un claro y total alineamiento con la agenda del presidente electo y de los conservadores.
Hegseth, que en un momento ha tildado la invasión de Crimea por parte de Rusia de “incursión menor”, ha renovado por ejemplo sus ataques a lo que esos conservadores denuncian como una cultura “woke” que supuestamente ha primado cuotas de raza o género sobre méritos. Igualmente,, ha denunciado que parte de la reticencia de los jóvenes a alistarse en el Ejército se debe a que, también supuestamente, las escuelas ya no enseñan a los estudiantes a amar a su país.