Si este martes Estados Unidos anunció que Turquía y las milicias kurdosirias de las YPG habían llegado a un acuerdo para un alto el fuego que duraría toda esta semana, Ankara, este jueves, ha negado la mayor y ha asegurado que tal acuerdo no existe.
El Gobierno del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, es el máximo aliado internacional de las milicias rebeldes sirias que consiguieron, el 8 de diciembre, derrocar al régimen de Bashar el Asad. Y Turquía busca, ahora, usar el empuje para seguir con la ofensiva, pero en este caso en dirección al este: a las zonas controladas por las YPG. Ankara la considera como un grupo terrorista por sus vínculos con la guerrilla kurdoturca del PKK, en guerra contra Turquía desde la década de los 80.
«Para nosotros está fuera de lugar decir que estamos o hemos tenido conversaciones con una organización terrorista. El comunicado estadounidense parece más bien una ‘ida de lengua’. Nuestras preparaciones para luchar contra el terrorismo continuarán hasta que el PKK/YPG entregue las armas y sus milicianos extranjeros abandonen Siria», ha dicho este jueves un oficial anónimo del Ministerio de Defensa turco a la prensa del país anatolio.
Desde 2014 hasta 2019, EEUU y sus aliados se apoyaron en las milicias de las YPG para la lucha —y expulsión— territorial del Estado Islámico (EI) en el centro y este de Siria. EEUU y los países de la Unión Europea (UE) consideran al PKK como un grupo terrorista; no así a las YPG y su coalición militar, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS).
Incertidumbres y dudas
Durante los últimos días, así, Turquía ha estado preparando sus fuerzas en la frontera con el país árabe para una ofensiva contra las YPG que contaría con el apoyo, sobre el terreno, de los milicianos del Ejército Nacional Sirio (ENS), la coalición de milicias rebeldes sirias patrocinadas por Turquía durante los últimos años de guerra civil en el país árabe.
La milicia que ahora reina en Damasco —Hayat Tahrir al Sham (HTS), la antigua filial de Al Qaeda en Siria— no forma parte de este grupo. De hecho, HTS no se ha referido abiertamente al riesgo de que hayan nuevos combates en el este sirio, aunque miembros del grupo han explicado que los canales de comunicación entre Damasco y las YPG están activos.
En la actualidad, estas milicias controlan las ciudades y parte de las provincias de Raqqa, Hasaka, Qamishlo, y Kobane, además del este de Deir Ezzor, ciudad en la frontera iraquí que fue entregada a HTS. Según los expertos, el objetivo de Turquía sería la localidad de Kobane, que colinda con la frontera turca.
«Turquía es mucho más grande que Turquía en sí —dijo este miércoles Erdogan—. Turquía no puede limitar sus horizontes en su territorio actual, ni puede escapar ni esconderse de su destino».