Irán, el principal aliado internacional de la milicia palestina Hamás, ha celebrado este jueves el alto el fuego anunciado la víspera por la noche entre la guerrilla de la Franja de Gaza e Israel, que debería empezar a aplicarse este domingo.
Hamás, junto con otros grupos regionales como Hizbulá en el Líbano, los hutíes en Yemen y las Unidades de Movilización Popular en Irak forman parte del Eje de la Resistencia, un paraguas de milicias leales y apoyadas por Teherán, con las que la República Islámica busca luchar contra sus dos principales enemigos: Israel y Estados Unidos.
«El final de la guerra [en Gaza] y la imposición de un alto el fuego sobre el régimen sionista es una victoria clara y enorme para Palestina, y una derrota aún mayor para los sionistas», ha dicho este jueves la Guardia Revolucionaria iraní en un comunicado. La Guardia Revolucionaria es el cuerpo de élite político-militar de Irán, y es comandado directamente por el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí.
«Nuestra resistencia se mantiene viva, fuerte y brillante. Y tiene aún más fe que antes en la divina promesa de liberar la mezquita de Al Aqsa y Jerusalén de la ocupación sionista«, ha continuado el comunicado. «Los libros de historia escribirán que hubo una vez una marabunta que mató a miles de niños y mujeres en Gaza. El mundo entonces reconocerá que fue la resistencia palestina y el Frente de la Resistencia —otra forma de nombrar el Eje de la Resistencia— el que forzó al régimen sionista a la retirada», ha escrito en su red social de X este jueves Jameneí.
Un eje en horas bajas
Los 15 meses de ofensiva israelí contra Gaza —y el sur del Líbano durante otoño de 2024—, sin embargo, han causado grandes daños al Eje de la resistencia iraní. Hamás y Hizbulá, los dos grandes grupos dentro del paraguas de milicias persa, se han visto completamente descabezadas y diezmadas por los ataques de Israel, que incluso llegó a atacar, a través de explosivos en buscas y walkie-talkies, a cargos intermedios de Hizbulá. El anterior líder político de Hamás, Ismail Haniya, fue de hecho asesinado en la capital iraní el verano pasado.
Pero hay más: en Siria, el régimen de Bashar el Asad, leal a Teherán, servía de puente terrestre para el envío de material militar y financiación a la milicia libanesa. En diciembre, sin embargo, Asad cayó humillado y huyó a Moscú ante la victoria de los rebeldes sirios, apoyados por Turquía y lderados por la milicia islamista radical Hayat Tahrir al Sham (HTS). El Eje de la Resistencia iraní, ideado y creado entre la década de los 90 y 2000 por el general iraní Qasem Soleimaní —asesinado por EEUU en 2020— es más débil que nunca.
«Parece haber una equívoca sensación de placer entre nuestros enemigos. Pero que sepan que Irán, y particularmente su sistema de misiles, es más fuerte de lo que jamás ha sido», dijo la semana pasada el líder de la Guardia Revolucionaria iraní, Hosein Salamí.
