Si los estadounidenses que viven en el extranjero formaran un estado de EEUU, este sería del tamaño de Nueva Jersey o Colorado, en la mitad de la lista de los estados por población. Se calcula que entre 5 y 9 millones de estadounidenses viven fuera de sus fronteras, una ancha horquilla ya que no siempre tienen la obligación de registrarse en su país de residencia. En año electoral, estos ciudadanos son votos, y en unos comicios tan ajustados como las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, un puñado de votos puede marcar la diferencia.
Y la razón principal por la que pueden ser decisivos es justamente que los expatriados no forman un estado independiente, sino que sus votos se contabilizan en su estado de origen. Por eso, en un momento de prácticamente empate técnico entre el candidato republicano, Donald Trump, y la demócrata, Kamala Harris, estos votos pueden desequilibrar la balanza, especialmente si los votantes residen en uno de los siete estados clave o bisagra, aquellos que todavía no se han decantado claramente por ninguno de los dos candidatos y que, según en quien recaigan, darán las llaves de la Casa Blanca.
“La alta participación en 2020 fue una demostración del poder del voto como herramienta de cambio”, señala a este diario una portavoz del consulado general de EEUU en Barcelona, que espera que la pedagogía para votar por correo y antes del día electoral que caló durante las anteriores elecciones, en plena pandemia del covid-19, perdure ahora a pesar de que ya no se encuentren en un momento de crisis sanitaria. “Cada voto cuenta” y su trabajo pasa por asegurar los intereses de los «ciudadanos en diáspora”, sean tenidos en cuenta en el proceso democrático, señala.
Los demócratas se organizan
El votante que reside en el extranjero tiende a ser más progresista, y también más mayor ya que, además de los jóvenes que vienen a pasar temporadas más cortas, muchos americanos se trasladan a España de forma permanente al jubilarse. “Una gran parte de los estadounidenses que se trasladan al extranjero dependen de sus pensiones de jubilación”, explica a EL PERIÓDICO Andrew Anderson, vicepresidente de Democrats Abroad (‘demócratas en el extranjero’) en España, el brazo en el internacional del Comité Nacional Demócrata.
El Partido Demócrata es el más organizado en España y en Europa, como atestigua el mayor desarrollo de la organización Democrats Abroad, en comparación a su contraparte republicana. Para esta elección, cuentan con más de 5.000 voluntarios en nuestro país, un número superior a anteriores elecciones, en parte por la motivación que ha traído Kamala Harris a la campaña, y que trabajan en eventos en persona y online para movilizar al votante.
Anderson argumenta que para sus votantes hay mucho en juego en esta elección. “Está en la agenda de Donald Trump recortar esos beneficios, lo que afectará a los estadounidenses en el extranjero, y a algunos hasta les obligará a volver a EEUU porque no podrán vivir en el extranjero”, apunta Anderson. “Ya no es el Partido Republicano, es el partido de Donald Trump”, enfatiza.
Votaciones en marcha
Las elecciones, de hecho, ya han empezado para esta comunidad de estadounidenses que viven en el extranjero, ya que las papeletas empezaron a llegar a los registrados 45 días antes de las elecciones. El gobierno estadounidenses y sus embajadas y consulados ponen en marcha un dispositivo especial para ayudar a entender en este proceso, muy burocrático, que todavía se complica más desde fuera del país. Votar es un proceso de dos pasos en EEUU, que requiere un registro previo a cada elección. El calendario e incluso los requisitos son diferentes en cada estado y, como cada estadounidense residente en el extranjero vota en realidad en su distrito electoral de origen, la tarea de la embajada se centra en ayudar a sus ciudadanos a navegar la complicada burocracia.
“Tenemos la percepción de que recientemente hemos procesado más votos por correo”, explican desde el consulado de EEUU en Barcelona, que matizan que puede deberse al incremento de estadounidenses que residen en el exterior y que, en última instancia, solo los colegios electorales de cada distrito tienen los datos oficiales de participación.